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Para convertir el riesgo en ganancia

28 de enero de 2015

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La victoria del partido de izquierda Syriza en las legislativas griegas de finales de enero fue coronada con una alianza con agrupaciones minoritarias de derecha a fin de lograr la mayoría parlamentaria, como paso inteligente y necesario para el principal propósito de la agrupación de reestructurar la deuda externa del país y eliminar la política de austeridad que la Unión Europea dirigida por Alemania le ha impuesto al pueblo de Grecia.
Paradójicamente, los denominados partidos opositores de centro y otros denominados de izquierda no se avienen al plan que Syriza trata de poner en práctica, proyecto que preocupa a la oligarquía por el peligro que representa para sus intereses.
Aunque algunas de sus propuestas no suenen bien en la Unión Europea, el programa de Syriza habla mucho de Europa, si bien transversalmente. Con anterioridad, su líder y hoy primer ministro, Alexis Tsipras había hecho ofrecimientos sobre crecimiento y empleo, y la celebración de una conferencia europea de la deuda, similar a la de Londres en 1953, que perdonó parte de los pagos a la derrotada Alemania.
Syriza nunca ha defendido una salida del euro, pero sí el abandono del rescate y reestructuración de parte de la abultadísima deuda griega (177% del PIB). “Syriza no es enemigo de Europa, es la Europa en transformación frente a una Europa en vía muerta, la de (el ministro alemán de Finanzas Wolfgang) Schäuble y su derrotado escudero (el ex premier ), Samarás”, dijo en la presentación del programa, en la que clamó contra las amenazas de Bruselas y Berlín.
Así, respondió a los escenarios de pánico que predicen una eventual salida del euro de Grecia, reafirmando su interés de permanencia en la moneda única y su voluntad de hacer reformas.
“Si leen todas las declaraciones (contra Syriza) en Grecia y en el extranjero, verán que es la derecha griega quien echa leña al fuego y crea un clima alarmista”, ha indicado este miércoles el portavoz de Syriza, Panos
Lo cierto es que tal alarma surge y fue dictada desde Berlín al semanario Spiegel y la publicación populista Bild, que aseguraron que Alemania se prepara concretamente para la posibilidad de una salida de Grecia del euro, debido a la victoria de la izquierda.
“La desinformación y las posturas hostiles contra Syriza no tienen su origen en el extranjero, sino en los círculos de ciertos intereses económicos dentro del país, que tienen miedo a perder sus privilegios”, ha afirmado a la AFP Yannis Balafas, miembro del comité central de la formación antiausteridad.
Reiterando que Syriza está “a favor del mantenimiento del país dentro de la zona euro”, este economista, quien también ha participado en la elaboración del programa del partido, denunció “la no transparencia y la corrupción en ciertos sectores de la economía del país, lo que favorece a los monopolios y dificultan la competencia”.
El papel de ciertos empresarios “oligarcas del sector público o de los medios de comunicación privados, debería reducirse para promover la competencia”, declaró en la misma línea Georges Stathakis, diputado de la agrupación, en una entrevista difundida en el diario económico británico Financial Times.
Lo cierto es que, preconizando el fin de las políticas de austeridad que han provocado la explosión del paro que lleva cinco años-desde el principio de la crisis griega, Syriza provoca miedo a los inversores, que temen que el partido rechace las reformas reclamadas por los acreedores, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Pero lo cierto es que la agrupación de izquierda, con una votación del 36%, mucho mayor que la pronosticada, ha mostrado en estos primeros momentos que sabe adaptarse a la asunción del poder. Algo audaz y necesario, que se realiza entre turbulencias, porque Syriza tiene que luchar contra el clientelismo y la corrupción en el sector público, poner en marcha un programa de reestructuración de la economía, revocar ciertas leyes dictadas por los acreedores que han llevado a la recesión e iniciar una negociación para reducir la deuda pública.
Todo un programa tan necesario como de ineludible cumplimiento para eliminar los pesares de una política de austeridad dictada por el neoliberalismo, tan cruel como la actual ola de frío, con temperaturas de hasta -20º en el norte, que ha dejado a muchos pueblos griegos aislados, mientras 330 000 hogares están privados de calor en todo el país, por no poder pagar la calefacción.

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