¿Papel de comodín?
11 de octubre de 2019
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Cada vez es más convincente la afirmación de que mientras alguna fuerza foránea se inmiscuya en la situación interna de un país determinado, más complicada será la solución de cualquier conflicto.
Así ocurre actualmente en Siria. Cuando comenzaba a respirarse cierto aire de paz, y el regreso de cientos de miles de refugiados da vida a pueblos que se recuperan de los salvajes bombardeos, en la zona fronteriza con Turquía se abre un nuevo frente de guerra, que involucra a un ejército extranjero, el turco y a la población kurda que habita la zona.
Resultó sorprendente y a la vez dudoso en cuanto a objetivos, que días antes de que Turquía iniciara los bombardeos, las fuerzas militares de Estados Unidos que ocuparon ilegalmente la zona, fueron retiradas por orden del presidente Trump.
Las preguntas: ¿Será que Trump no quiere que sus tropas sufran bajas? ¿O que de esa forma Washington logra que Turquía haga una especie de papel de comodín, es decir, que sea la involucrada en el conflicto, y por tanto, la que reciba la condena internacional mientras el «papel de bueno» lo hace el mandatario estadounidense, que, en mi opinión, más temprano que tarde aparecerá como el «salvador» de los kurdos que hoy son ametrallados?
Las dudas se incrementan a medida que pasan los días de acción militar, ya que Trump ya empezó a amenazar a Turquía y hasta se debate en un ambiente político adverso para algunos y aplaudido por otros.
Desde que se inició la operación turca, sus fuerzas militares han entrado por cuatro puntos de la frontera y se reportan varias muertes de civiles provocadas por los bombardeos aéreos.
Trump hasta llegó a Tuitear que «Estados Unidos no apoya el ataque» y calificó los mismos como «una mala idea».
Pero, no será que esta operación militar coordinada entre Estados Unidos y Turquía persigue por parte de Washington el interés expreso de mantener activa la llama de la guerra en esa nación árabe, de manera que el caos y la ingobernabilidad se apoderen del país.
Ante las críticas internacionales por el nuevo frente de guerra abierto en Siria, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, negó que Estados Unidos hubiera dado «luz verde» a Turquía en esa ofensiva.
El pueblo kurdo es la minoría étnica sin Estado propio más importante de Medio Oriente. Su población se calcula entre 25 y 35 millones de personas que viven en una región montañosa, cuyo territorio está repartido entre cuatro países: Turquía, Irak, Irán y Siria, y un pequeño enclave en Armenia, según BBC Mundo.
Se trata de un pueblo unido por una lengua propia y una cultura milenaria. La mayoría de los kurdos son musulmanes sunitas, pero muchos siguen otras religiones y creencias. Desde principios del siglo XX muchos kurdos sueñan con el reconocimiento del Kurdistán como nación propia, refleja la propia agencia.
El objetivo declarado de la operación turca es alejar de la frontera a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), la principal milicia kurda de Siria.
Según el diario turco Hürriyet, Turquía tiene previsto en un primer momento tomar el control de una franja de territorio fronterizo de 120 km de largo y unos 30 km de profundidad.
Una última consideración: ¿Quién saldrá favorecido en esta nueva agresión contra el territorio sirio? Me inclino por pensar que Washington y el «bueno» de Trump que retiró sus tropas del lugar.
A Turquía, quizás le corresponda el calificativo de «comodín».
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