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Otros virus andan «sueltos»

14 de enero de 2021

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Para que se tenga una idea de la catadura moral de quienes ya sea dentro como fuera de Cuba siguen apostando por destruir la Revolución, sugiero ahondar un poco en los personajes de la fauna contrarrevolucionaria que por estos días —los peores de la pandemia aquí y allá—, han alborotado en las llamadas redes sociales, alineados fervientemente a un gobierno decadente en Estados Unidos, que entre sus últimas «hazañas» aprieta el bloqueo, financia la subversión doméstica y hasta nos pone en una lista que solo ellos encabezan y conforman, la de patrocinadores del terrorismo.
Sus nombres y sus caritas de gente sin escrúpulos, por fin, han salido publicados en la televisión cubana y otros medios. Y digo lo de «por fin» porque estoy seguro que siempre se han merecido que el pueblo los conozca para que los rechace.
Muy interesante, como explicó el colega Humberto López en el noticiero estelar del miércoles 13 de enero, el hecho de que unos y otros, los más violentos y los que aparentan serlo menos, constituyen una misma «familia» y están alineados al mismo patrón contrarrevolucionario, siempre pagados por los mismos financistas del departamento de Estado y sus apéndices para las prácticas más oscuras de una llamada guerra blanda con etiqueta made in Usa.
Dar crédito a lo que puedan decir o hacer personas como Berta Soler —damas de blanco asalariadas de poca monta—, o un José Daniel Ferrer, que ha pasado la etapa de la pandemia, no contagiado por la Covid-19, sino por su propio virus incubado por transmisión directa desde Estados Unidos, ese del que no se puede despojar dándose golpes en la cabeza contra una mesa, en un show de pésima factura, para simular que era maltratado en prisión.
Otro personaje es la periodista Yoani Sánchez, consagrada a escribir las peores mentiras sobre su país, buscadora de premios —pasajes y viáticos— para viajar a citas con disfraz mediático, lo mismo en algún país de América del Sur que, en Europa o en su refugio más cercano, Miami.
Hay otras caritas publicadas este jueves, que muestran tan bajos parámetros de ética que, en algún caso, exhibe como mérito supremo, una foto junto a Donald Trump.
Por supuesto, referirse a todos sería gastar neuronas… y tiempo de computadora, en ridículos personajes del zoo en que se ha convertido la contrarrevolución mercenaria —y reciclada en algunos casos— que ahora suma a otros que muy poco se distinguen de los primeros.
Pienso que es muy importante que saquemos a la luz pública, con foto, nombre y apellido e información oportuna, a quienes son nuestros enemigos y quieren destruir nuestro proyecto revolucionario.
Son virus malignos que andan sueltos y la mejor vacuna es conocerlos y desnudarlos en cuanto a sus miserables objetivos.

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