ribbon

Nubes de tormenta sobre el Kurdistán

15 de septiembre de 2017

|

 

El sorpresivo anuncio por parte de las autoridades de la Región Autónoma Especial del Kurdistán iraquí de que convocará a un referendo con vistas a decidir o no si tomará definitivamente el camino de la independencia y pondrá fin al status actual que aún la mantiene dentro  de las fronteras iraquíes, ha enturbiado de pronto las perspectivas de esos territorios aparentemente tranquilizados tras los duros combates donde los combatientes kurdos –no sin cierta cooperación de fuerzas iraquíes y fuerzas especiales de Estados Unidos– expulsaron al intruso Estado Islámico y lo pusieron en fuga de aquellas tierras.

La pretensión recién informada públicamente ha puesto nuevamente sobre el tapete el viejo tema de la independencia de la vasta región del Kurdistán, fundamentalmente dentro de territorio iraquí pero también extensiva a Turquía, Irán y Siria, donde la población Kurda está presente en variada dimensión.

Una complicación del llamado “problema kurdo” arrojaría sin dudas nubes de tormenta no solo sobre el vasto Kurdistán sino que añadiría un nuevo conflicto de imprevisibles consecuencias sobre el convulso Medio Oriente, donde aún no concluyen otras guerras, el terrorismo rampante y la ingobernabilidad generalizada, todo en combinación con las apetencias imperialistas encabezadas por Estados Unidos y la OTAN.

Tener en cuenta que buena parte de la invasión yanqui contra el Iraq de Saddam Husseis tuvo lugar desde el norte, desde los territorios kurdos que facilitaron ese acceso, y hubo entonces veladas promesas desde Washington sobre un eventual apoyo futuro a la independencia del Kurdistán.

Los acontecimientos, sin embargo, no parecieron acompañar esta promesa yanqui quienes, por el contrario, mantienen hoy una alianza militar con Bagdad, con las reservas que les producen las fluidas relaciones entre los gobiernos de Iraq e Irán.

La Liga Árabe ya se ha pronunciado en rechazo del plebiscito kurdo, pues constituye un peligroso antecedente de desmembramiento y pudiera afectar a otros países árabes que vivieran situaciones parecidas, tanto desde el punto de vista étnico como religioso.

Como señalamos, una complicación adicional en el Kurdistán iraquí desataría nuevos y mayores intereses sobre ese territorio rico en petróleo. Sería inevitable que allí se vieran involucrado muchos de los mismos actores regionales y extraregionales que actualmente participan, de una forma u otra, en el conflicto mesoriental.

Comentarios