ribbon

Nord Stream 2: maravilla del mundo y derrota imperial

16 de septiembre de 2021

|

 

Se ha anunciado oficialmente por parte de la empresa rusa Gazprom la culminación del fabuloso proyecto de gasoducto Nord Stream 2, que permitirá duplicar de manera directa –sin intermediario terrestre ni marítimo– el suministro de gas natural desde Rusia hasta Alemania a través de las profundidades del mar Báltico.

Según sus características técnicas y constructivas, la colosal obra contiene elementos novedosos de tal magnitud en este sentido que su tecnología de punta permite considerarlo sin sudas, a partir de este momento, como una de las maravillas del mundo, destacándose los que contribuyen a la preservación del medio ambiente y la pureza del entorno.

Aproximadamente cinco años demoró su construcción, financiada por empresas rusas y alemanas, y desde el territorio de este último será redistribuido a otros países de Europa, a los cuales llega el gas a través del otro gasoducto Rusia-Alemania que –a través de Ucrania– existe desde décadas finales del pasado siglo, desde la entonces existente Unión Soviética.

Nord Stream 2 tiene su punto de partida en Ust-Luga, al norte de Rusia y con casi dos mil kilómetros de extensión cruza por aguas jurisdiccionales de Finlandia, Suecia y Dinamarca, teniendo como punto de llegada a la ciudad alemana de Greifswald.

Los tres países antes mencionados del norte de Europa están de este modo asociados de alguna manera al proyecto y le dieron aprobación y apoyo para su terminación exitosa, alegando que es una contribución a la soberanía europea y a su economía.

Sin embargo, la conclusión de este obra maravilla del mundo no resultó del mismo júbilo para todos. Los diversos gobiernos imperialistas de Estados Unidos que se sucedieron en la Casa Blanca en los últimos tiempos –hasta el actual– se dieron a la sucia tarea de entorpecer e intentar impedir tan loable proyecto utilizando, como de costumbre, falaces pretextos e invenciones ridículas.

En realidad, los imperialistas estadounidenses pretendían convertirse ellos en suministradores de gas a Europa y añadir así un nuevo eslabón a la cadena de dependencia e interferencia de todo tipo que ya practican sobre el Viejo Continente, en su despreciable aspiración de policía del mundo.

Esta vez, sin embargo, sufrieron otra bochornosa derrota, tanto en el campo diplomático como económico-comercial pues los gobiernos europeos concernientes –sobre todo el alemán– mantuvieron una firme posición al respecto en defensa de sus propios intereses y los de Europa en su conjunto, los cuales sostuvieron, en este caso, de manera soberana y autónoma muy lejos de los marcos de la OTAN.

El futuro de Nord Stream 2 y su funcionamiento pleno, seguramente no estarán exentos de las constantes presiones, amenazas e interferencias del imperialismo yanqui y sus pretensiones hegemónicas sobre Europa, hoy fracasadas al menos en cuanto al suministro gasífero.

Comentarios