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No siempre Washington manda

3 de abril de 2014

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Parece imposible pero es cierto. No siempre Estados Unidos decide y manda sobre lo que debe suceder en cada rincón de este inestable planeta. Así se ha puesto en evidencia ahora cuando Rusia y su presidente Vladimir Putin, no solo han aceptado el reto occidental en torno a Ucrania, sino que han mostrado fortaleza, principios y coraje para emprender una política independiente, y sin miedo.
La OTAN, el brazo armado de Washington para hacer guerras y desestabilizar gobiernos, se ha visto irrespetada por la decisión rusa en cuanto a Crimea, y tras los aullidos desde una Unión Europea fiel seguidora de las órdenes de la Casa Blanca, optó por suspender a Moscú como socio occidental y de colaboración con la institución belicista.
Al respecto, el general Philip Breedlove dijo en Bruselas que Rusia estaba actuando más como un adversario que como un socio.
¿Será esta una vuelta irreversible a la Guerra Fría?
En mi opinión Occidente nunca ha renunciado a ese tipo de guerra y siempre ha actuado como si en el mundo hubiese un solo país y un solo gobierno para decidir sus destinos.
Sabe Estados Unidos que Rusia y China siguen siendo potencias no solo económicas, sino militares y de influencia política.
Y no pensemos que el pulseo de Estados Unidos con Rusia es cosa de ahora, del tema ucraniano. No, simplemente —y por un grave error de Washington— el caso de Ucrania y la burda acción occidental hacia el vecino ruso, fue la gota que colmó la copa para que Putin reaccionara rápido y con toda la inteligencia y fuerza con que cuenta.
En los temas que en las dos últimas décadas han colaborado Rusia y Occidente, siempre —con Vladimir Putin fundamentalmente— Moscú fue un incómodo socio.
La diplomacia y el poderío económico han sido cartas de crédito para una Rusia que puso sobre la balanza sus atributos tanto en el Grupo de los 7 o G-7; el Grupo de los 8 o G-8; como en otros foros internacionales.
Súmese a eso, la posición adoptada por la dirección rusa respecto al conflicto en Siria; en cuanto al tema nuclear iraní, y en otros escenarios en los que su diplomacia se ha hecho brillar.
No resulta nada extraño que el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, calificara de “inaceptable” la actuación de Moscú en la adhesión de Crimea y que por ello decidiera suspender toda colaboración militar y civil con ese país.
Para el analista paquistaní Tariq Ali, editor de la revista de temas políticos New Left Review, la calificación de “malo” dada por Occidente a Putin, comenzó muchos años atrás, pues siempre el presidente ruso se opuso a la expansión de la OTAN y criticó con fuerza que los ex mandatarios Gorbachov y Yeltsin hubiesen permitido tanto espacio a Occidente para penetrar y desestabilizar a Rusia.
El propio analista señala que “la reacción sobre Crimea no tiene nada que ver con esa región, sino con el cambio de actitud de Rusia hacia Occidente y de Occidente hacia Rusia”.
Y se pregunta: ¿por qué Estados Unidos puso en marcha ese intento de derrocar un gobierno electo en Ucrania?
Ellos organizaron la oposición, intentaron derrocar al presidente y lo consiguieron. Los rusos dijeron: de acuerdo, esto es lo que están haciendo… entonces nosotros aceptaremos a Crimea, cuya población quiere formar parte de Rusia”.
Y concluye: Creo que la provocación en el caso de Ucrania vino de Estados Unidos, no de Putin y es Estados Unidos quien parece estar reencendiendo la Guerra Fría”.

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