Neoliberalismo y sindicalismo
3 de mayo de 2018
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Las numerosas conmemoraciones del 1ro. de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, en los diversos contextos en que ellas se efectúan, nos dan oportunidad para reflexionar acerca de ese modo de ser de gran parte del mundo de hoy, que es el neoliberalismo y su expresión más visible a nivel internacional, que es la globalización neoliberal.
Para prevalecer en ese mundo injusto que lo abarca y avanzar aún más las políticas neoliberales –ya fueran aplicadas por dictaduras militares como en el Chile de Pinochet o supuestamente democráticos como en la Argentina de Ménem– necesitaron la destrucción o la reducción al mínimo del movimiento obrero organizado, de los sindicatos y gremios de los trabajadores, muy particularmente en los países de larga tradición combativa y organizativa en la lucha clasista.
Esto se logró por la vía de la represión más sangrienta en unos casos y en otros a través de las oligarquías locales y los gobiernos afines, sin excluir la participación de tribunales, jueces y fiscales. Los grandes consorcios de la comunicación tarifada también hicieron lo suyo, pues son parte intrínseca del mismo sistema.
La desintegración de la URSS y del campo socialista europeo contribuyeron, en medio del ascenso neoliberal, a la temporal confusión o desorientación ideológica procurada por las ideas que acompañaban a las tituladas ·reformas” neoliberales y llegaron a extremos delirantes como proclamar “el fin de la historia”.
Al intentar presentar a la pobreza, la riqueza y la desigualdad como un asunto individual, el neoliberalismo se dirige a cuestionar la misma esencia del sindicalismo, de las luchas en colectivo, de lo que José Martí consideraba como uno de los grandes privilegios del ser humano, que es “la facultad de asociarse”,
El economista mexicano Aldo Fabián Hernández Solís lo ha descrito así: “La injusticia de la pobreza se le adjudica a los pobres, señalándolos como flojos, tontos e irresponsables. Un insulto y una gran mentira, la clase trabajadora es la generadora de la riqueza, es ese Atlas que sostiene al mundo. El neoliberalismo necesita de los pobres como necesita del trabajo, la pobreza existe por la misma estructura de la sociedad. La desigualdad y la pobreza son la cara natural de un sistema que explota y tiene como vía de reproducción el despojo. El sacrificio, el esfuerzo y la responsabilidad –virtudes sin duda– chocan ante una realidad y un sistema elitista y desigual”.
Lo ocurrido este 1ro. de Mayo nos muestra que las fuerzas sindicales organizadas han ido recuperando protagonismo, de distinto tipo y acorde con los diferentes escenarios donde les toca actuar. Esos desarrollos, sin embargo, no podrán tener una culminación favorable a los trabajadores –como ya sucede en algunas partes– si no hay claridad en cuanto a la necesidad de vincular la lucha sindical a la lucha política y a sus objetivos superiores.
La contundente derrota del Acuerdo de Libre Comercio (ALCA), que Estados Unidos quiso imponer en su momento sobre América Latina, es un ejemplo de lo que puede lograrse cuando se gobierna en favor de los trabajadores.
El presidente boliviano Evo Morales, un líder sindical devenido presidente de su país, lo ha expuesto así claramente en este Día de los Trabajadores, cuando neoliberalismo y sindicalismo están en primer plano y resultan necesarios estos esclarecimientos.
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