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Neoliberalismo boricua “made in USA”

3 de septiembre de 2015

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Cuando el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declaró que era impagable la deuda de 72 000 millones de dólares y llamó a sus acreedores a negociarla con la compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos, estaba ofreciendo la mejor versión de una economía que se plegó sin tapujos a la política neoliberal propugnada por el imperialismo.
Ahora trata de implementar una tardía política de austeridad que solo hace aumentar la deuda ante la irremisible ansia de un prohibitivo consumismo, amenaza con el incremento del ya alto índice de un 37% de la exigua población de 3,6 millones de habitantes que reciben bonos alimentarios, y el 15% de desempleo. O sea, un panorama bastante grave para esa pequeña colonia norteamericana disfrazada de Estado Libre Asociado.
Ahora escritores de toda laya le cambian el nombrete turístico de Isla Encantada por otros menos atractivos, pero la cuestión es más que de apelativos.
Ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre América y llamó al imperialismo por su nombre: Imperialismo. Han transcurrido 120 años. Puerto Rico fue convertido en colonia y es todavía colonia saturada de bases militares.
Junto a ello, Estados Unidos utilizó grandes monopolios cinematográficos, agencias cablegráficas, revistas, libros y periódicos reaccionarios para, con las mentiras más sutiles, sembrar divisionismo e inculcar el miedo y la superstición a las ideas revolucionarias. No obstante, pese a su precaria situación, venales gobernantes y arribo de contrarrevolucionarios cubanos, prevalecieron los lazos fraternales entre ambos pueblos.

 

ALGO PEOR QUE LA DEUDA

 

No logro entender esa cuestión de comparar la situación puertorriqueña de impago con lo que acaba de ocurrir en Grecia, aunque en el trasfondo se puede indicar que tanto la cuestión de Atenas, como la que ha vivido otra nación, Argentina, si se emparientan con los “fondos buitres”, que en Puerto Rico actúan solapada e impunemente, al no poderse acudir a una bancarrota, por no ser oficialmente un estado norteamericano.
Lo peligroso de esto es que algunos ya tratan hace mucho de que lo sea, entregando la riqueza cultural y lo que le queda del sentir boricua al Tío Sam.
Lo que se haga al respecto está por ver, pero ello desde hace tiempo ha hecho aumentar el éxodo de los puertorriqueños – quienes son ciudadanos norteamericanos- hacia Estados Unidos.
Quedaron atrás los tiempos en que los puertorriqueños radicados en Nueva York regresaban a la isla para mejorar su situación económica.
Ahora, cada año, 45 000 puertorriqueños se marchan del país, debido a la inestable situación, lo cual se une a la baja tasa de crecimiento, que está haciendo disminuir la población.
Pero donde más se advierte el deterioro es en la esfera de la educación, debido a los recortes presupuestarios y la merma en la matrícula de alumnos, porque muchos niños se han visto obligados a cambiar de escuelas y marcharse de sus comunidades, ante los graves problemas provocados por la recesión.
El gobierno dice que las cosas podrían empeorar, y advirtió que no tiene fondos para financiar sus gastos a comienzos del 2016, así como que en el próximo quinquenio podrían cerrar cerca de 600 de las 1 460 escuelas públicas.
Ello demuestra la desesperación y desconfianza que reina en Puerto Rico, donde la gente piensa que la única opción, repito, es irse del país con su familia.
La matrícula estudiantil ha bajado 41% en las últimas tres décadas y se espera que merme otro 22% en los venideros cinco años.
Muy maltratada y abandonada esta isla donde políticos corruptos, aun impunes, dejaron actuar a los cárteles colombiano, que buscaban penetrar el mercado estadounidense de la heroína.
Para tal fin, llevaron a cabo en Puerto Rico un programa “piloto”. Hacia allí embarcaron grandes cantidades de la droga, y los encargados de venderla recibieron muestras gratis para regalar. Muy pronto, personas que solo consumían cocaína comenzaron a hacerlo con la heroína, el plan tuvo éxito y se extendió por Estados Unidos. Como consecuencia, Puerto Rico enfrenta hoy en día un grave problema de adicción y consumo.
Mucho se pudiera decir del lamentable estado de esta hermosa y hermana isla, aun colonia, como se demuestra con el agua, que está volviendo a estar como hace una década, porque la de consumo es cada vez menos potable, a lo que se une el ya habitual incumplimiento de las empresas embotelladoras privadas.
Este es el panorama agobiador de Puerto Rico al que le impusieron el neoliberalismo neoliberal “made in USA”.

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