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Monstruoso montaje mediático

7 de abril de 2022

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Parecieran de fiesta algunas agencias de prensa y otros grandes medios occidentales, con las informaciones que se producen, aunque estén manchadas de sangre, —o no se producen y se inventan— sobre el escenario de confrontación bélica entre Ucrania y Rusia.

Los ejemplos diarios de las noticias falsas o Fake news, más que todo, quitan crédito a los medio que las publican  y a los periodistas que las escriben.

Pero también, nutren a algunos líderes occidentales que las esperan, como desayuno de todas las mañanas, en su afán por desprestigiar a Rusia y justificar el alargamiento de un conflicto que

ya debió terminar, en paz y con garantías mutuas, sin presencia de factores militares externos en Ucrania, ni juego político para cercar a Moscú.

La comunidad internacional debe oponerse de «verdad» a la codicia del Complejo Militar de Estados Unidos de vender armas, no importa el uso que se les dé —lo mismo para matar niños y otros ciudadanos en una escuela o centro comercial del propio país del Norte— que para atizar guerras allende los mares, como ocurre hoy en Ucrania, o en otras naciones del Oriente Medio.

Son muchas, yo diría demasiadas, las acciones emprendidas por los gobiernos de Estados Unidos, desde el surgimiento mismo de ese país y durante su instauración como imperio, causantes de millones de muertes, mutilaciones y heridas, destrucción de estados, torturas de todo tipo, sanciones económicas convertidas en ultimátum para asfixiar poblaciones enteras, entre otras.

Por ello, resulta tan repudiable que el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden,  aparezca ante las cámaras de televisión tildando de criminal al presidente ruso, Vladimir Putin, por el hecho de que Moscú se proponga desbaratar  los planes estadounidenses de cercar a Rusia, utilizando como punta de lanza a la OTAN y como campo de batalla y confrontación a Ucrania.

Además, éticamente hablando, eso de calificar de «terrorista» a un líder político, elegido democráticamente por su pueblo para guiar los destinos de la nación, no parece cosa de un mandatario al que se le pueda dar crédito alguno.

El último de estos ejemplos es lo sucedido —o mejor dicho construido mediáticamente— en la ciudad ucraniana de Bucha, donde en dos minutos de filmación, se concentra la mentira, el odio, el desprecio por los seres humanos, todo en función de desvirtuar la realidad y brindar al mundo una versión nada real de lo sucedido luego del abandono de las tropas rusas de ese entorno cercano a Kiev, la capital ucraniana.

Una vez que las imágenes surcaron el éter y desinformaron al planeta, los grandes medios occidentales se sumaron al ejercicio mediático mentiroso contra Rusia, y mandatarios como el de Gran Bretaña, Estados Unidos y otros, fabricaron su «verdad» y volvieron a arremeter contra Moscú y su Presidente y, como era de esperar, anunciaron nuevas sanciones.

Poco se divulgó en esa prensa, y para nada tuvieron en cuenta los citados líderes de Occidente, que los militares rusos habían abandonado Bucha el 30 de marzo, y que no fue hasta cuatro días después que se divulgaron las citadas imágenes. Valdría preguntarse entonces: ¿dónde estuvieron guardadas durante las 96 horas transcurridas desde que el último militar ruso salió de esa zona? ¿De dónde aparecieron los cadáveres sin señal alguna de descomposición? ¿Por qué esa supuesta verdad no se expuso antes? ¿Qué se quería ocultar?

Todo ese  montaje mediático se hizo más evidente cuando Rusia pidió convocar al Consejo de Seguridad de la ONU para analizar lo ocurrido o «fabricado» mediáticamente en Bucha, y no se produjo la reunión por la oposición de Gran Bretaña, país que lo preside.

Por qué no preguntarnos entonces, ¿Qué quiere esconder Estados Unidos, Reino Unido y otros gobiernos de Occidente, metidos hasta el tuétano en lo que sucede en Ucrania y la manipulación que ha llevado a ese país a una confrontación donde ya se cuentan por miles los muertos y heridos?

El jefe adjunto del Consejo del Banco Nacional de Ucrania, Vasili Furman,  ha reconocido este martes que su nación ya ha recibido más de 3 000 millones de dólares en armas desde Estados Unidos y otros países occidentales. ¿Para qué tanto dinero y tantas armas?

En tanto, Rusia, a través de la portavoz de su Cancillería, María Zajárova, comentando la petición del presidente de EE.UU. de crear un tribunal sobre los acontecimientos en Ucrania, aconsejó a Washington por dónde empezar los procedimientos: «Biden pide un juicio por crímenes de guerra. ¡Gran idea! Que empiecen por juzgar a los responsables de los bombardeos a Yugoslavia y de la ocupación de Irak, que causó cientos de miles de muertos y mutilados»

Lo de la ciudad ucraniana de Bucha es una mentira fabricada contra Rusia y, lamentablemente, algo que, por su repetición, envenena a la comunidad internacional respecto a Rusia, y afianza el plan de Washington de alargar la guerra para vender más armas y obtener jugosas sumas de dinero.

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