Misiones de ¿Paz?
14 de diciembre de 2016
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No sé si a estas horas las fuerzas que Naciones Unidas destinaron para ayudar y mantener la paz en Haití ya han abandonado el pequeño país, tan afectado por grandes catástrofes y una brutal y endémica miseria, luego de cumplir una misión verdaderamente vergonzosa: la de atender solo los problemas políticos, lo cual se traduce en la represión a las protestas populares.
Antes de anunciar la partida de tales elementos, la Secretaría General de Naciones Unidas pidió “perdón” al pueblo haitiano porque las tropas introdujeron el cólera, que tantas muertes ha causado, y si no han sido más es por la labor de abnegados médicos y enfermeras, la mayoría de ellos cubanos.
Un de las más recientes “hazañas” de esas tropas es tener entre sus filas usuarios de niños secuestrados y vendidos como esclavos sexuales.
Ante, la Coordinadora porel Retiro de las Tropas de Haití había explicado que de los 115 000 “cascos azules” en 15 misiones en todo el mundo, el 77% están en “puntos fallidos de la periferia de África” y el 10% en Haití, donde “no hay un conflicto armado, sino político que se quiere contener por la intervención militar”.
En su opinión, las misione de paz “no son fuerzas neutrales, son fuerzas combatientes a favor de un lado” y “no buscan la paz, sino derrotar a un bando”.
Haití fue invadida por primera vez por Estados Unidos en 1915, por lo cual su política exterior crea los denominados estados fallidos, que luego son administrados por Naciones Unidas.
Uno de los argumentos centrales de quienes defienden este tipo de intervención militar, es que una retirada de las tropas provocaría enseguida el estallido de una guerra civil. Pero en el caso haitiano no es así, porque los militares se mantienen en las grandes ciudades, y no se preocupan de los problemas que demanda la atención policial. Ellos no están para eso, subrayo, sino para las cuestiones políticas, como eso de reprimir protestas populares, por lo cual no es una garantía para elecciones democráticas, sino una traba, como aconteció recientemente, y todavía no se informado con claridad.
Aunquela violencia sexual gana notoriedad en los medios, existen otros efectos colaterales, y es la de modelar las fuerzas armadas que participan en ellas y, de modo indirecto, influyen en la población.
Tales misiones “marcan el paso” en lo relativo ala renovación de armamento, incorporación de nuevas tecnologías y entrenamiento delos efectivos.
Enresumen, “disciplinan” al país que las aloja, además de insertar a la nación que los suministra en un esquema geopolítico que no puede controlary deja que sus fuerzas armadas sean modeladas según los grandes intereses que gobiernan al mundo.
En rigor, y sin pecar de chauvinismo o exceso de nacionalismo, porque ahí están los hechos, el único beneficio que ha tenido Haití es la presencia de los médicos cubanos que atienden al 75% de la población. Una verdadera ayudahumanitaria no militarizada, que contrasta con la ya mencionada epidemia de cólera que cobró la vida de 8 000 haitianos y enfermó a 600 000.
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