Migración: otro doble rasero
11 de enero de 2016
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Pudiera afirmarse sin dudas que las diferentes políticas estadounidenses en los más variados terrenos se han caracterizado –desde la fundación de esa nación imperial y precisamente por esa misma vocación de Imperio que desde muy temprano asumió– .por un significativo doble rasero: mientras predica hipócritamente determinados principios o políticas, en la práctica generalmente los desconoce y actúa de acuerdo a sus propios intereses hegemónicos.
Ya lo dijo una vez Charles Wilson, secretario de defensa en tiempos de Eisenhower y presidente del gran consorcio automovilístico GM: “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos…”
Lo que ha sido una constante en la vida imperial de ese país se evidencia ahora con fuerza y con claridad en el tema migratorio. De manera simultánea, las autoridades estadounidenses ratifican que mantendrán vigente y apoyarán la existencia de la llamada “Ley de Ajuste Cubano”, que legitima el desorden migratorio, la ilegalidad y la muerte con respecto a Cuba y desconoce los acuerdos migratorios suscritos en 1994 con este país vecino, al introducir unilateralmente la política calificada como de “pies secos, pies mojados”, que invalida en los hechos la esencia de los citados acuerdos.
Como contradicción flagrante y muestra una vez más del doble rasero imperial, se anuncia y se lleva a cabo dentro de Estados Unidos una masiva campaña de deportación y amplias redadas contra emigrantes centroamericanos. Según datos suministrados por el gobierno de Guatemala, 65,000 niños de ese país, Honduras y El Salvador fueron deportados en 2014 y otros 25,000 en 2015.
El canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, consideró y declaró que las redadas masivas antinmigrantes “no es la forma cómo vamos a lograr tener resultados en el tema de la migración, por el aporte que los migrantes realizan tanto en el país de origen como en el de destino”.
Frente a este situación, que es dramática y a la vez trágica pues ha costado la vida ya a miles de centroamericanos –hombres, mujeres y niños de todas las edades– el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar una partida de 750 millones de dólares para “Afianzar el fortalecimiento institucional” de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Es obvio que de este modo tan grotesco, el poder imperial –basado en el criterio de que con dinero todo se compra– pretende silenciar las justas protestas de los gobiernos centroamericanos, en un esfuerzo por ocultar y aun ignorar el impacto de las redadas y las deportaciones masivas.
Por otra parte, se acercan las elecciones presidenciales de 2016 en noviembre y el tema migratorio va tomando fuerza. Tanto aspirantes republicanos como demócratas se han pronunciado al respecto y la Administración Obama parece debatirse entre dos fuegos, pues mientras aplica “mano dura” contra los migrantes no logra concesiones por parte de los republicanos y se ve confrontada por aspirantes presidenciales y legisladores demócratas que han rechazado las deportaciones y las redadas punitivas.
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