Matices y avatares de septiembre
4 de septiembre de 2017
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Llega el noveno mes del año y las noticias no cambian para bien en el ámbito internacional.
Desde la sufrida Siria se asegura que más de dos millones de niños no podrán ir a la escuela en el curso que comienza debido a la guerra. La gran mayoría de esos menores mal viven en campamentos de refugiados de naciones vecinas. Cientos más han muerto en esa pesadilla de hacerse a la mar para huir del conflicto bélico y tratar de llegar a Europa.
Desde la propia Siria y en su vecino Irak se reportan decenas de menores muertos por la metralla de los aviones norteamericanos que todos los días se “equivocan” al lanzar sus bombas contra los supuestos terroristas, pero que casi siempre caen en posiciones del ejército sirio o en viviendas de ambos países árabes.
En otro país con pobreza y falta de salud, Yemen, las informaciones no son nada halagüeñas: miles de menores padecen de cólera y los fallecidos se cuentan por cientos. Mientras, aviones de guerra, también salidos del mismo productor –el Complejo Militar Industrial estadounidense– dejan caer bombas y cohetes que mutilan la población yemení y destruyen un patrimonio de la civilización de miles de años.
En el África negra, también el terrorismo hace de las suyas. Con el nombre de Boko Haram, han matado de la forma más atroz a cientos de niños y niñas nigerianas; o grupos terroristas de Al Qaeda en Kenia, Somalia y otras naciones.
Europa se adentra en este septiembre, todavía estremecida por los más recientes actos terroristas y dentro de un gran debate público por el alza del desempleo en algunos países, la privatización de los servicios de salud en otros y las denuncias por corrupción que se ha hecho un mal endémico en muchas partes de este planeta llamado Tierra.
Ni siquiera esa gran pasión por el futbol que invade a los países europeos ha mitigado las manifestaciones y protestas de ciudadanos que exigen empleo, atención gratuita de la salud y educación para sus hijos.
También por estos días recuerdo que el 8 de septiembre había sido declarado como Día Internacional del Periodista en homenaje al patriota y periodista checoslavaco Julius Kucik, autor del “Reportaje al pié de la horca”, devenido en símbolo para generaciones completas de colegas de todo el mundo.
Pero la celebración de ese día y el homenaje universal a Fucik fue también eliminado con el derrumbe socialista y la furia neoliberal y anti historia que se apoderó del poder en muchos países del continente europeo.
Septiembre, como parte de un calendario matizado con los vaivenes políticos y las arrogancias imperiales, ha hecho de la llegada del otoño, una recordación triste, tanto para los que no pueden ir a la escuela por falta de recursos o por guerras y desplazamientos humanos, como para quienes una vez graduados de nivel superior o técnico, se enfrentan al desempleo o emigran aunque sean europeos, en busca de mejores opciones para poner en práctica sus conocimientos en naciones latinoamericanas y otras.
En América Latina, por esta fecha se estremece la conciencia humana al saber que en México aún no se conoce con exactitud el paradero o la forma en que fueron muertos los 43 jóvenes estudiantes desaparecidos de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Iguala, Ayotzinapa, el 26 de septiembre del 2014, es decir, cuando han transcurrido tres años.
Ahora se dice que después del secuestro en Iguala los estudiantes fueron incinerados en un basurero del municipio vecino de Cocula, luego de haber sido apresados por policías locales vinculados con el crimen organizado.
Desde Chile los reportes de las protestas de los estudiantes que exigen una educación gratis y de calidad, ponen a este septiembre en alerta sobre lo que han hecho, hacen o seguirán haciendo los carabineros que lanzan gases lacrimógenos, chorros de agua y balas de goma contra adolescentes que no quieren ver frustrado su presente de estudiantes y su futuro de profesionales.
Esos son simplemente, algunos matices de este septiembre, que transcurre con los mismos avatares en un mundo cada vez más ingobernable y desigual.
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