Manhattan, un proyecto criminal
6 de agosto de 2013
|Los días 6 y 9 de agosto de 1945 la humanidad toda conoció incrédula del lanzamiento por parte de Estados Unidos, de las bombas atómicas contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Eran días en que estaba por concluir la Segunda Guerra Mundial y que la rendición de las tropas japonesas ya era un hecho. Pero lo más importante para Washington estaba por demostrar: el haber logrado construir la bomba nuclear, instrumento de dolor y muerte que le convertía en la superpotencia mundial. La única, hasta ese momento aciago, en obtener semejante artefacto.
La historia de la bomba nuclear tiene mucho –o yo diría todo— que ver con la ambición imperial de dominar los destinos del mundo.
Quienes en Estados Unidos se dieron a la tarea, usaron el pretexto de que Hitler, en Alemania, estaba logrando igual propósito, por lo que se aceleraron las investigaciones y se informó al entonces presidente Franklin Delano Roosevelt, quien ordenó de inmediato construir la bomba, nacía así el Proyecto Manhattan y ya en septiembre de 1944 era una realidad.
En abril de 1945 fallece Roosevelt y es sustituido por Harry Truman, cuya primera orden fue que se lanzaran las bombas atómicas contra las ciudades civiles japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Para ello, el arma lograda por el Proyecto Manhattan, es probada el 16 de junio de 1945 a las 5.30 de la madrugada en el estado norteamericano de Nuevo México.
Truman, que se encontraba reunido con Churchil y Stalin, preparando los planes post bélicos tras la inminente rendición alemana, recibió un telegrama en clave en el que se leía: El niño ha nacido bien.
Había nacido, no un niño, sino una poderosa arma criminal que muy pronto Washington usaría cuando la guerra ya terminaba, pero con la seguridad de que a partir de entonces, sería Estados Unidos quien dominase al mundo.
Es evidente que para esa fecha los norteamericanos usaron la bomba atómica para humillar a los japoneses ya vencidos, a la vez que pretendían evitar que la otra potencia, la Unión Soviética, vencedora de la guerra en casi toda Europa, no obtuviera una mayor influencia en Asia.
El proyecto asesino de Manhattan terminó con la vida de más de 140 000 personas en Hiroshima y otras 80 000 en Nagasaki, cifras solo de quienes perecieron de inmediato, ya que otros miles se suman a los muertos como consecuencia de la bomba atómica.
Hoy, cuando son varios los países que tienen armas nucleares, vale recordar que lo ocurrido en 1945 fue solo el comienzo irresponsable de una carrera para la muerte.
Cuando aún hoy personas padecen las secuelas de aquel irresponsable acto, el mundo está contaminado y amenazado con decenas de miles de bombas nucleares, todas de alcance más destructivo que entonces y listas para ser usadas, fundamentalmente por la misma potencia que las lanzó contra las ciudades japonesas en 1945.
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