Mandela, un símbolo
6 de diciembre de 2013
|La noticia este jueves de la muerte de Nelson Mandela me hizo recordar momentos en que cubrí como periodista la XII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en Durban, Sudáfrica, en septiembre de 1998; y en esa propia ciudad cuando se celebró la Conferencia Mundial contra el Racismo, en el año 2001.
En ambos eventos pude comprobar el respeto y el cariño que existía entre Fidel y Mandela. Ambos compartieron tribunas y presidieron conversaciones. Fidel lo admiraba y no dejaba de expresar el afecto por el legendario luchador sudafricano. Mandela, a su vez, no ocultaba su simpatía por Fidel y a viva voz le expresaba su eterno cariño y agradecimiento por cuanto hizo Cuba para poner fin al bochornoso régimen del apartheid.
Fidel siempre quiso que en los programas de sus visitas a Sudáfrica no faltara el recorrido por la cárcel donde Mandela estuvo detenido por tantos años, y también por la ciudad de Johanesburgo —donde vivió— y donde se ha levantado un gran monumento a la lucha anti apartheid.
Una cruel política de segregación racial había conducido al líder sudafricano a una celda en Robben Island en la que estuvo cautivo, durante 17 de los 28 años que lo mantuvieron encarcelado.
Hasta ese lugar acudimos junto a Fidel para conocer lo que el Comandante en Jefe definió allí mismo como un ejemplo de resistencia, al comprobar que el pequeño local no permitía, por su tamaño, que el reo Nelson Mandela, pudiera siquiera mantenerse totalmente erguido en tan largas jornadas de cautiverio por casi tres décadas.
Durante esa visita el Presidente cubano fue invitado a hablar ante el Parlamento de la nueva Sudáfrica donde recordó la colaboración cubana con los pueblos africanos y enumeró acciones solidarias como la graduación para esa fecha de 26 294 profesionales y técnicos en centros de la Isla, y el adiestramiento de 5 850 de distintos países de África (…). Al mismo tiempo rememoró los 80 524 colaboradores civiles cubanos, de ellos 24 714 médicos, estomatólogos, enfermeras y técnicos de la salud, los que unidos a decenas de miles de profesores, maestros, ingenieros y otros profesionales y trabajadores calificados, han prestado servicios internacionalistas en África; y 381 432 soldados y oficiales que han montado guardia o han combatido junto a soldados y oficiales africanos en ese continente, por la independencia nacional, o contra la agresión exterior a lo largo de más de 30 años (…)
“De las tierras africanas, en las cuales trabajaron y lucharon voluntaria y desinteresadamente, sólo llevaron de regreso a Cuba los restos de sus compañeros caídos y el honor del deber cumplido”, exclamó el Comandante en Jefe.
Madiba fue ante todo un símbolo de la capacidad del ser humano de ver más allá de su propio sufrimiento. Un hombre que después de 27 años en prisión, eligió tender una mano a la minoría blanca que lo había encarcelado y supo conducir a su país a una transición histórica.
Fue símbolo de la lucha contra el apartheid, fue el primer presidente negro del país en unas elecciones en las que todos los sudafricanos pudieron votar sin distinción de raza. Gobernó entre 1994 y 1999. Fue distinguido como Premio Nobel de la Paz.
Su fallecimiento, a la edad de 95 años, ha sido una gran conmoción para Sudáfrica, para África toda y para el mundo.
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