Los pronósticos de la CEPAL
17 de octubre de 2016
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Como hemos señalado en ocasiones anteriores, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) es una de las agencias de Naciones Unidas que conserva mayor prestigio y autoridad, como consecuencia de la profesionalidad y objetividad de sus análisis y pronósticos.
En medio de las veleidades neoliberales y los afanes por implementar también un pensamiento único en economía para los países de nuestra región, la CEPAL ha sido capaz de sostener criterios propios sobre las diversas situaciones y las perspectivas de cada uno y del subcontinente en su conjunto.
De ahí la relevancia que merecen los más recientes pronósticos emitidos por el citado organismo desde su sede en Santiago de Chile, donde cuidadosamente augura mejores expectativas económicas –en contraste con los negativos resultados de 2015 y 2016– para el próximo año 2017.
Llega a vaticinar el repunte de 1,5 por ciento para las economías latinoamericanas y caribeñas, basándose en el probable incremento de los precios de las materias primas y el crecimiento del intercambio comercial dentro de la región.
Las economías sudamericanas en particular deberán crecer 1,7 por ciento en la producción de bienes primarios como petróleo, minerales y alimentos, en tanto que Centroamérica continuará la misma tendencia levemente ascendente.
Es oportuno apuntar que la CEPAL no ignora la necesidad de proteger los avances sociales logrados en los años recientes por algunos países que no especifica, pero advierte que “se requieren políticas que mantengan la inversión social y productiva en un marco de ajustes fiscales inteligentes”.
Sin hacer mucho esfuerzo, puede interpretarse lo anterior como un mensaje indirecto a los regímenes de Brasil y Argentina, en pleno desmontaje y liquidación de los avances sociales implementados por los gobiernos anteriores.
Se insiste en la prioridad que deben tener las inversiones en infraestructura así como la innovación tecnológica y la sostenibilidad de las finanzas públicas que deben acompañar a las posibilidades de crecimiento a largo plazo.
Siguiendo la línea que la CEPAL ha venido sosteniendo en los últimos años, promueve el desarrollo de “un gran impulso ambiental”, que debe basarse en la igualdad y la sostenibilidad y urge una redefinición de los patrones energéticos tanto de producción como de consumo.
El organismo advierte, sin embargo, que antes de llegar a una próxima etapa más promisoria, deberán enfrentarse los difíciles momentos económicos correspondientes a los finales del año actual de contracción, frente a lo cual se necesita “un cambio estructural progresivo”.
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