Los misterios del 11 de septiembre de 2001
11 de septiembre de 2013
|Pasan los años -doce en esta ocasión-, y siguen sin develarse los profundos misterios que rodean a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York, acompañados de los no menos enigmáticos ocurridos esa misma mañana por parte del llamado vuelo 77 – A, supuestamente estrellado contra una de las fachadas laterales del Pentágono, y el Vuelo 93, caído sobre las planicies de Shakesville, Pennsylvania, sin dejar prácticamente rastro alguno ni encontrarse restos de ninguna de las personas que allí volaban: ni tripulantes, ni pasajeros, ni los eventuales secuestradores.
Las dudas acerca de lo que realmente sucedió ese fatídico día y, sobre todo, los antecedentes de aquellos hechos y su posible preparación e intenciones así como sus verdaderos responsables, lejos de aclararse diríamos que crecen; con el transcurso del tiempo surgen nuevas contradicciones, lagunas sin responder y múltiples incoherencias alrededor de cada uno de los escenarios y del suceso en su conjunto, que durante doce años han venido siendo investigados de manera independiente y siguen siéndolo por parte de diversas organizaciones, agencias privadas y familiares de las víctimas.
De tales averiguaciones han surgido, en lo fundamental, diferentes materiales fílmicos elaborados como documentales que recogen de manera cuidadosamente seleccionada y presentada las diversas evidencias y testimonios – junto al desarrollo de los hechos en sí mismos-, que contradicen con fuerza probatoria la versión oficial que, en su momento, ofreció el régimen de W. Bush hijo, en lo que trató de considerar como caso cerrado.
Dígase, por ejemplo, que esa versión no menciona hechos como los vínculos de Marvin Bush, hermano del presidente, con la agencia de seguridad protectora de las Torres, o las estrechas relaciones con la Administración del presidente de la empresa de construcciones que poco antes había reparado las bases de ambos edificios y menos se habla del insólito desplome del anexo edificio 7 – con 47 pisos de altura-, que formaba parte de ese complejo y cayó 6 horas después que las Torres en caída libre, sin haber sido siquiera impactado.
El curso posterior de los acontecimientos, incluido el lanzamiento de las guerras de agresión contra Afganistán e Iraq por parte del propio régimen de Bush hijo, contribuye a enrarecer cualquier tipo de conclusión con que se haya pretendido engañar a la opinión pública internacional y al pueblo de Estados Unidos acerca de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Todo lo que sucedió después, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, tomando como punto de partida aquellos hechos y apreciando sus consecuencias, es lo que ha permitido que algunos analistas estadounidenses los hayan calificado como un verdadero golpe de estado, que permitió a la cúpula imperial lanzarse por derroteros que ya estaban previamente trazados.
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