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Lo posible de lo imposible

14 de junio de 2013

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Resulta muy contradictorio pero es real. Estamos viviendo años donde hay gobiernos, como el español, para poner solo un ejemplo, ha batido todos los récords de desempleo, inseguridad, frustración y otros males sociales, y, sin embargo, un fracasado representante del PP, partido en el poder, llamado José María Aznar ha insinuado públicamente su “vuelta a la política”.
Me explico en lo de “contradictorio”: cómo  es posible que en un país en crisis, con un gobierno en crisis y un PP en bancarrota de credibilidad, pueda irrespetarse al pueblo con semejante propuesta.
Pero hay más. Los casos de corrupción dentro de las filas del Partido Popular en época de José María Aznar y con posterioridad; los más de seis millones de desempleados; y la manifestaciones masivas y diarias por las principales calles de las ciudades españolas, parecen no importar para nada a quienes, lejos de buscar fórmulas políticas y económicas para enfrentar la crisis,  lo que hacen es adoptar más medidas de ajustes con más recortes sociales y dejando mayor cantidad de personas desamparadas.
La pregunta que se hacen no pocos españoles y analistas europeos y de otras regiones del planeta, es la de ¿qué busca José María Aznar con el anuncio de su vuelta a la política?
Coincido con quienes aseguran que tras esa insinuación lo que hay es una componenda política con los actuales gobernantes del PP, para desviar la atención pública y dar un respiro a quienes siguen de espalda al pueblo pero ocupando el poder en el Palacio de la Moncloa.
Durante una aparición por la televisión española, Aznar, quien fue el primer político conservador en ocupar la presidencia (entre 1996 y 2004) tras la restauración de la democracia en España, no ocultó las críticas al actual ejecutivo de su partido, lo que más bien pareció ser una escena pactada de antemano, de manera que pudiera aparecer a la luz pública como el “bueno de la película”, algo bastante increíble en tiempos de asfixia en la nación ibérica.
Aznar sabe, además, que la imagen de su sucesor, Mariano Rajoy, está bastante deteriorada y que las medidas antipopulares adoptadas para enfrentar la crisis, son una patente de corso como para que ni piense en una reelección en comicios venideros.
Es decir, José María abona el camino y para ello siembra cizañas dentro de su propio partido y lo que es peor, oculta su pasado como mandatario y su presente como líder del PP, en los que nada bueno ha hecho en beneficio de una España que clama por un presente y un futuro mejor.
No olvidar, porque sería fatal, que fue Aznar el gran aliado de George W. Bush durante las guerras de agresión contra otras naciones y siempre mantuvo una posición de sumisión al mandato de Washington en todo lo relacionado con la política internacional.
Hoy, incluso, se presta para cuestionar procesos revolucionarios en América Latina y, junto al ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe, de quien no oculta su amistad, apuesta por la caída de la Revolución Bolivariana como siempre lo hizo respecto a Cuba.

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