Lo increíble…
15 de mayo de 2020
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El último de los actos miserables del gobierno estadounidense contra Cuba, fue este 12 de mayo del 2020 cuando se volvió a incluir a la Isla de la Dignidad, en la lista negra de algunos países que «no cooperan completamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos».
Me entero ahora que ese país tiene un gobierno antiterrorista y que hay que cooperar con él.
Por cierto, de ese indecoroso listado nos había excluido el entonces mandatario Barack Obama, cuando en 2015 emprendió la política de distensión materializada con la apertura de sendas embajadas en La Habana y Washington.
Es increíble cómo el gobierno yanqui se autoproclama como emprendedor de esfuerzos antiterroristas. Solo unos pocos ejemplos, los más recientes, lo descalifican en su totalidad. El propio presidente Trump ordenó disparar desde un drón contra el general iraní, Qasem Soleimani, quien resultó muerto en pleno aeropuerto de Bagdad.
Más reciente aún: la administración de Donald Trump y principalmente su secretario de estado, Mike Pompeo, están involucrados en el acto terrorista contra Venezuela, cuando la pasada semana un grupo de hombres armados, incluyendo a dos estadounidenses, trataron de ingresar por mar al país bolivariano para en una especie de acción comando, secuestrar o matar al presidente legítimo, Nicolás Maduro, y de quedar vivo llevarlo hacia Estados Unidos.
Y en sus propias narices está el atentado terrorista contra la embajada cubana en Washington realizado la pasada semana.
En esta larga lista de la que pongo solo tres ejemplos, hay cientos de acciones terroristas llevadas a cabo desde territorio de Estados Unidos, con la anuencia de los gobiernos de ese país, contra Cuba.
Y me pregunto: ¿Es que el gobierno de Trump y de Pompeo pretende contar con nuestra nación para tales fechorías? ¿Cuál es la colaboración a la que se refieren?
Y son tan miserables y tan terroristas que, incluso, entre los argumentos que utilizan para incluirnos en la espuria lista, hay uno que da fe de cuán mentirosa es la administración Trump y cuán abominable su actuación: Estados Unidos incluye en la citada lista negra a Cuba «por no apoyar los esfuerzos de Colombia para asegurar una paz, seguridad y oportunidad justa y duradera para su gente».
La nulidad ética de quienes exponen estos argumentos, descalifica su propio contenido. Cómo olvidar, si está fresco aún en el tiempo, que fue Cuba quien brindó sus buenos oficios y sirvió de sede a las largas y complicadas conversaciones de paz entre el gobierno de colombiano de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, que concluyeron con el histórico Acuerdo rubricado el 24 de noviembre de 2016, y que el nuevo presidente de Colombia, Iván Duque, un incondicional de Estados Unidos, ha tirado por la borda luego de la desmovilización guerrillera y su inclusión en el panorama político del país.
La ONU y otras instituciones internacionales y gobiernos de todo el mundo han elogiado el esfuerzo de Cuba para llevar a feliz término aquella negociación tras 50 años de guerra.
También nuestro país brindó sus auspicios y su sede para que el Gobierno de Colombia y la guerrilla del ELN, siguieran igual camino y se continuaran las conversaciones hasta un posible acuerdo.
Pero llegó al poder en Colombia el actual mandatario Iván Duque y el diálogo ya iniciado fue fracturado, sin solución alguna hasta el día de hoy.
Mike Pompeo, quien luego de formar parte de los decisores de reincorporar a Cuba a esta infame lista, emprendió viaje a Jerusalén, para allí con su anfitrión Netanyahu, elaborar más planes —terroristas todos— contra la sufrida población palestina y de amenazas contra Siria e Irán, no ha dado explicación alguna a Cuba por el acto terrorista perpetrado contra nuestra embajada en Washington la pasada semana.
Entonces, ¿de qué lista se trata, de que terrorismo, si el mayor de todo se ejecuta por los gobiernos estadounidenses?
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