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Libertad sin ley ni orden

29 de agosto de 2024

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Cuando Charles Ferguson ganó el Oscar al mejor documental por la crisis financiera del 2008, declaró al recibir el trofeo ante el público mundial:

“Discúlpenme, tengo que empezar señalando que tres años después de nuestra crisis financiera horrenda, causada por fraude financiero, ni un solo ejecutivo financiero ha ido dar a la cárcel, y eso está mal”.

Estados Unidos ya ronda la cifra de tres millones de encarcelados, aunque admite poco más de 2,3 millones.

Con 5% de la población mundial ese país que llaman eufemísticamente de la libertad, tiene 25% de la población encarcelada mundial.

Según la organización independiente The Sentencing Project, uno de cada 135 estadounidenses está encarcelado, en tanto el Centro Pew, uno de cada 31 estadounidenses está sometido a supervisión por el sistema que denominan de justicia criminal (en prisión, bajo libertad condicional, en espera de juicio, etcétera).

El presupuesto para prisiones es uno de los mayores en Estados Unidos, aunque, por supuesto, obnubilado por el armamentístico.

La llamada “guerra contra el terrorismo” justifica que en los últimos años haya aumentado el número de prisioneros políticos encarcelados, detenidos o bajo investigación judicial, incluyendo activistas contra la guerra.

 

DESIGUALDAD

Pero la ley y el orden no se aplican igual en las prisiones del país de la libertad.

Cerca del 40% de los encarcelados en EE.UU. son afroestadounidenses, 21% hispanos y 34% blancos, cuando en la población general del país los negros representan 12% y los nativos de Hispanoamérica cerca del 14%.

Más del 60% de la población en prisiones son minorías raciales o étnicas. Entre los hombres negros de entre 20 a 30 años de edad, uno de cada ocho está encarcelado.

Los hombres negros tienen 32% de probabilidad de estar encarcelados, en algún momento de su vida; los latinos 17% de probabilidad, y los blancos solo 6%, según tendencias calculadas de las cifras oficiales por Sentencing Project.

O sea, uno de cada tres afroestadounidenses y uno de cada seis latinos que nacen en este momento acabarán encarcelados en algún momento de su vida.

En el libro The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness, La profesora de leyes Michelle Alexander dice que “hay más africanoestadounidenses bajo control correccional hoy día -en prisión o cárcel, en libertad condicional- que los que estaban esclavizados en 1850, una década antes de que empezará la Guerra Civil”.

Apunta David Brooks en la mexicana publicación La Jornada que gran parte del incremento en las filas de los encarcelados tiene que ver con la llamada guerra de las drogas.

Esa guerra se ha llevado a cabo casi exclusivamente en comunidades pobres minoritarias, a pesar de la evidencia oficial de que los afroestadounidenses y latinos usan y venden drogas casi de manera idéntica a los blancos.

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