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Las paradojas de Occidente

11 de octubre de 2014

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Un tortuoso camino, cuajado de la más elemental falta de ética y de principios y colmado de violaciones al derecho internacional, ha conducido a las llamadas “potencias occidentales” a verse envueltas en la paradójica y aparentemente absurda situación de tener que atacar militarmente a los grupos terroristas que ellas mismas crearon y lanzaron a la guerra de agresión a favor de sus intereses económicos y geopolíticos.

Tamaña contradicción les ha saltado a la vista y estallado prácticamente en la cara, en los momentos en que con mayor júbilo esas “potencias occidentales” y sus socios de las monarquías autocráticas y petroleras del Golfo, celebraban el supuesto éxito de los pasos iniciales en el vasto plan por apoderarse de los gobiernos y las riquezas del Oriente Medio.

Ahora resulta, sin embargo, que buena parte del proyecto elaborado por el Pentágono y denunciado públicamente por el general retirado Wesley Clark hace varios años se ha salido fuera de control y acontecimientos imprevisibles para sus autores han convertido esa problemática en un escenario sangriento y lleno de confusión, rivalidades y contradicciones de todo tipo aun entre aliados, sectarismo religioso hasta el fanatismo y crímenes de todo tipo, decapitaciones incluidas.

Lo que para el imperialismo norteamericano y sus socios pudo parecer un camino expedito y habitualmente triunfal  -una vez arrancadas las cabezas de Saddam Hussein, Moammar Gaddafi, Osama Bin Laden -se ha convertido en un amasijo de contradicciones donde cada parte agresora busca la manera de imponer sus condiciones y satisfacer sus aspiraciones, mientras el conflicto armado se extiende indetenible y ya exigió el retorno y la participación directa otra vez de Estados Unidos y la OTAN como intrusos gendarmes.

Una arista que, al parecer, tampoco estuvo prevista por las “potencias occidentales” organizadoras de toda esta trama es la participación de miles de “combatientes extranjeros” procedentes de esos mismos países de la OTAN, hoy en carácter de mercenarios dentro de los grupos terroristas, en especial dentro del tan publicitado Estado Islámico.

Según el coordinador europeo de lucha antiterrorista Gilles de Kerchore, estos individuos son poseedores de pasaportes europeos y de Estados Unidos en plena vigencia y pudieran regresar a sus países de origen tras el adiestramiento recibido en las artes del terror y dispuestos a aplicarlas, por lo que se convierten desde ahora en un factor de preocupación y peligro para los mismos que originaron y propiciaron el auge del terrorismo mercenario y organizado en el Levante.

Como señalamos al principio, no sería de extrañar que los mismos inspiradores y financistas de  de estas aventuras de saqueo y dominación se conviertan en víctimas de sus propios engendros y lamentablemente envuelvan así a la población civil inocente de los respectivos países.

Tragedias como esas solo pueden ser evitadas si las llamadas “potencias occidentales” se decidieran a librar una lucha sincera y honesta -sin mezquinos intereses-, contra el terrorismo, coordinada por las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales.

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