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Las ilusiones frustadas de Napoleón y Hitler

13 de diciembre de 2014

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No es la primera vez en la historia de la humanidad que se intenta aislar, debilitar y amedrentar a Rusia para luego reducirla y dominarla por la fuerza sin necesidad de pagar un alto precio, tan alto que se volvería imposible. En la era contemporánea, tanto Napoleón como Hitler se embriagaron equivocadamente con semejante ilusión, -por razones parecidas aunque no exactamente iguales,- y para ambos todo finalizó de manera catastrófica.

Alentados por socios y aliados, a la vez que envalentonados por éxitos previos obtenidos sobre otros adversarios, los dos cometieron el error criminal de lanzarse contra el pueblo ruso en una cruzada de destrucción y muerte, encontrando resistencia y heroísmo que, al parecer, no habían calculado.

Si bien la época y las circunstancias que rodearon a ambas agresiones fueron distintas, una vez contra el Imperio y otra vez contra la URSS, puede recogerse como elemento común el miserable fracaso de ambas junto a la trágica experiencia acumulada por Rusia como consecuencia de esas duras lecciones de la historia.

En todo eso pensábamos mientras examinamos las dos recientes e históricas intervenciones del presidente  ruso Vladimir Putin, una de ellas ante el 11no. Encuentro Internacional de Valdai, la asociación de políticos, intelectuales y gobernantes que anualmente se reúnen para analizar la problemática rusa pero que esta vez lo hicieron acerca de la alarmante situación mundial. Otra segunda intervención crucial de Putin tuvo lugar días después con motivo de su mensaje sobre el Estado de la Unión, ante la Cámara Alta, el gobierno, autoridades de todo tipo incluidas las religiosas y la sociedad civil del inmenso país.

Como es de suponerse, las dos intervenciones fueron convenientemente reducidas o ignoradas por los grandes medios de difusión occidentales, especializados en ocultar a sus pueblos y a grandes sectores de la población mundial los análisis de este carácter, que no complacen el punto de vista unilateral y oficial del “mundo libre”, encabezado hoy día por Estados Unidos y sus socios de la OTAN.

De tal magnitud y profundidad resultaron los exámenes realizados por Putin sobre la crítica situación internacional desatada por Estados Unidos con el apoyo de sus cómplices, que un especialista como el politólogo argentino Atilio Borón llega a compararlos con los históricos discursos de Winston Churchill en Missouri, donde proclamó la llamada “cortina de hierro”, el de Lenin en la Estación Finlandia de San Petersburgo, en su regreso a Rusia y la autodefensa de Fidel Castro conocida como La Historia me Absolverá, en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada.

El jefe de Estado ruso puso los puntos sobre las íes, tanto en los discursos como en las respuestas que brindó a los diversos interrogadores que libremente hicieron las preguntas más diversas sobre los peligrosos acontecimientos que han desatado en el planeta los sueños hegemónicos de Washington como forma de detener su imparable decadencia.

En cuanto a Rusia, fue rotundo en advertir que el país no se quedará con los brazos cruzados ante los planes agresivos, las sanciones y las amenazas, alertando que la voluntad negociadora parece haber desaparecido después de que Estados Unidos se proclamó como “ganador” de la Guerra Fría.

Afirmó textualmente “Rusia  no se doblegará ante las sanciones, ni será lastimada por ellas, ni la verán llegar a la puerta de alguien para mendigar ayuda. Rusia es un país autosuficiente”.

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