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La «tontería» de Chile

4 de noviembre de 2019

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Paulo Guedes es el ministro de Economía de Brasil. Un alumno de los Chicago boys, de Estados Unidos, que acompaña ahora a Jair Bolsonaro, para la aplicación del neoliberalismo en su país.

Pero este hombre, además, se inmiscuye en temas de la región latinoamericana, opina, por ejemplo, que lo que ocurre en Chile por estos días es una «tontería»; que allí la situación económica es buena, y que «donde es muy mala» es en Venezuela.

Incluso, inventó una palabra, el «neosocialismo» para contrarrestarlo con lo considera como el aventajado neoliberalismo.

Este señor, que dirige la economía brasileña ha sido tan superficial en las declaraciones dadas al diario Folha de Sao Paulo, que hasta aseguró que «los  chilenos van a resolver sus problemas más bien antes que Venezuela. Su problema es solo garantizar un salario mínimo en la jubilación porque por la capitalización ya consiguió 70%, 80% del mínimo. Ahora es solo conseguir el 20% que falta. Sin capitalización, no garantizaban nada»,  aseguró.

Ofendido porque el periodista le preguntara su percepción de si los problemas de Chile evidencian el fracaso del neoliberalismo, dijo que eso era una «tontería».

En su opinión, los problemas de Chile que han dejado más de 20 muertos en los últimos días, exponen que la «democracia es así, ruidosa».

Guedes, de 70 años, es el arquitecto de toda la política económica de corte neoliberal del Gobierno de Jair Bolsonaro, en el poder desde el pasado 1 de enero. Es un total defensor de los programas de privatización y de otras medidas que afectan a los más desposeídos de su país.

Chile es un ejemplo de fracaso neoliberal, como lo es el propio Brasil, o Argentina y Ecuador, y no reconocerlo así, trátese de la opinión de un ministro de Economía o de otro personaje de la política o la farándula, evidencia una total desconexión con lo que ocurre en nuestras sociedades.

Otro mal ejemplo latinoamericano es el de Ecuador, país que en la década pasada marchaba a la vanguardia en la aplicación de políticas económicas y sociales de beneficio para las grandes mayorías, y que hoy, el presidente Lenin Moreno se ha propuesto revertir con una supeditación al FMI y una ruptura total con los programas impulsados por el presidente Rafael Correa y el gobierno de la Revolución Ciudadana.

Las manifestaciones populares realizadas en Ecuador en protesta por el llamado «paquetazo» impulsado por el presidente Moreno, no solo causaron más de una decena de muertos y otros muchos heridos, sino que evidenciaron el fracaso de un modelo económico, el neoliberalismo.

Es triste que ocurra, pero tanto en Chile como en Ecuador, Brasil y antes en Argentina, han tenido que perderse vidas humanas, para que los gobernantes —aunque no resuelvan los problemas— tengan que aliviar sus medidas.

Por supuesto, en todos los casos, como se ve en Chile de estos días, los mandatarios solo han aplicado medidas cosméticas o curitas de mercurocromo, pero en ningún caso, han ido a la profundidad del problema y mucho menos a su posible solución.

Queda claro que ni lo que pasa en Chile es una «tontería» como lo califica el ministro de Economía de Brasil, ni lo sucedido en Ecuador lo es, ni podrán serlo las medidas que no devuelvan a nuestros pueblos los derechos conquistados.

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