La plaga del siglo
28 de febrero de 2018
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Realmente no es necesario precisar el siglo porque la plaga, tal y como identificara el Papa este fenómeno en su gira por América Latina y el Caribe a inicios del presente año, existe desde tiempos remotos, aunque es en el XVIII que apunta a romper todos los records posibles.
Se trata del feminicidio, es decir, la muerte de una mujer a manos de su pareja sentimental o, sencillamente, de un hombre, muchas veces luego de someterla por la fuerza, violarla y finalmente asesinarla. De ello hablé en esta página el pasado año, pero sucede que la realidad obliga a volver sobre el tema.
El primer día del presente año con signos de violación, en avanzado estado de descomposición y totalmente desnuda encontraron muerta a una menor de edad en el municipio colombiano de Cereté, Córdoba. Un mes después, en el barrio de Junín, muy cerca de Buenos Aires, otra niña salía de su casa para nunca volver, aunque fue encontrada, cuatro horas después de llamar a la policía, estrangulada. Ambas fueron violadas.
En el caso de la niña de Junín, la prensa local reseña que es el último caso de una larga lista que “mantiene la sensibilidad de los argentinos a flor de piel”, pues cada año suman decenas las violaciones y los asesinatos de niñas y mujeres, algunas a manos de sus parejas sentimentales y otras por violadores.
Argentina, por ejemplo, registro 292 feminicidios durante el 2017 según un informe publicado ese año por el Defensor del Pueblo de la Nación. Esto explica la intención de los vecinos de la víctima de intentar ahorcar al violador y organizar de inmediato una nueva marcha en contra de esa plaga bajo el lema “Nos están matando”.
Otra nación que sufre de este fenómeno es México. El 18 de enero en Chiapas, el cuerpo de una joven de 24 años fue encontrado dentro de un pozo y de acuerdo con la autopsia murió por estrangulamiento. Ese mismo días en el otro extremo de esa nación, en Baja California, encontraron el cuerpo en estado de descomposición de otra mujer, reportada como desaparecida días antes. Ambas también violadas.
La lista pudiera ser infinita y escazas las excepciones porque casi ningún país latinoamericano escapa a esta macabra estadística.
Según datos de ONU Mujeres y el Observatorio Ciudadano Nacional contra el feminicidio, entre cinco y siete mujeres son asesinadas como promedio en México, lo que dio como resultado que el pasado año casi 3 mil mujeres perdieron la vida en acciones violentas, aunque solo 313 se tipificaron como feminicidio.
Este fenómeno tiene múltiples causas, entre ellas, la degradación de la mujer a un objeto sexual masculino. Incluso fuentes de la Iglesia Católica criticaron a las víctimas cuando en documento público señalaran que sus muertes acontecen “porque ellas se suben al auto de cualquiera”.
Durante su gira latinoamericana el Papa Francisco pidió “reconocimiento y gratitud” a las mujeres, que son bastión en las vidas de nuestras ciudades y llamó a luchar contra “una plaga que afecta a nuestro continente americano y a lograr una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”.
El hecho es que la violencia en contra de la mujer se ha vuelto “noticia cotidiana” en los medios y aunque causen conmoción e indignación, muchas de la veces se quedan sin denunciar y los denunciados sin castigo para los culpables.
Si los gobiernos de la región no toman medidas más severas contra este tipo de crimen, veremos que en el año serán miles las mujeres que morirán de forma violenta en nuestra región. Sirva de recordatorio a solo unas horas del Día Internacional de la Mujer.
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