La paz posible y necesaria
2 de septiembre de 2021
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Venezuela ha emprendido el camino hacia una paz posible y necesaria, en el que gobierno y oposición parecen haber encauzado los reclamos populares, esos que la mayoría de las veces se han frustrado por la acción de sectores extremistas —y también terroristas— que, disfrazados de opositores han creado situaciones internas adversas y hasta solicitado una intervención militar en el país.
Tan es así que, Juan Guaidó, el mayor exponente de haber impulsado el caos, bajo el sometimiento de las órdenes que le dan desde las administraciones estadounidenses, aun cuando la propia oposición de la que él forma parte, se ha inclinado por participar en los comicios regionales y municipales del 21 de noviembre de 2021, ahora ha escrito en Twitter: «en el país no hay condiciones ni garantías para una elección libre y justa».
Parece contradictoria su posición, pero era de esperar que quien ha vivido del dinero venezolano confiscado en bancos estadounidenses y europeos y ha contado con el apoyo y reconocimiento de Estados Unidos y varios países de la Unión Europea, no se adapte a asumir que pasará a ser un don nadie y que tendrá que buscarse un nuevo trabajo, tan pronto se le quite la máscara que le regaló Donald Trump.
La llamada Plataforma Unitaria, a la que acuden los principales partidos de la oposición, decidió el pasado 31 de agosto, participar en las elecciones de noviembre, donde se elegirán todos los alcaldes y gobernadores del país.
Esa misma oposición se abstuvo de participar en las elecciones presidenciales de 2018 y las parlamentarias del 2020, precedente que hace más esperanzadora la inclinación por una vuelta a los caminos electorales como única manera de llegar a la paz.
No obstante, la muy importante memoria histórica no podrá hacer olvidar a los venezolanos, que fueron los sectores radicales de esa oposición, encabezados por Juan Guaidó, Leopoldo López y Julio Borges, los que pidieron a Estados Unidos aplicar las actuales sanciones económicas y comerciales contra el pueblo bolivariano, los que organizaron y financiaron incursiones armadas provenientes del territorio colombiano, actos terroristas de todo tipo contra instalaciones económicas, el petróleo, la electricidad y otros sectores, y se han apropiado del dinero patrimonio de esa nación, confiscado en bancos extranjeros, lo que impide, entre otras cosas, que el gobierno venezolano pueda adquirir las suficientes vacunas para combatir la pandemia de la Covid-19.
A la par con todo esto, el ex mandatario estadounidense, Donald Trump, fabricó en Juan Guaidó a un presidente fantoche, decisión a la que se unió la OEA y su Grupo de Lima, así como la Unión Europea. Parecía existir un gobierno paralelo al democráticamente elegido, que preside Nicolás Maduro.
Hoy, cuando en México se reanudan las conversaciones entre el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, y los sectores de la oposición, mientras es dubitativa la posición de Guaidó que dice estar a favor de los comicios y a la vez asegura que «no hay condiciones ni garantías» para ello, otros como Leopoldo López y Julio Borges, han ignorado los acuerdos de México y optado por callar ante los llamados a buscar la paz en la mesa de negociaciones y en las urnas.
Desde ahora, hasta las elecciones de noviembre, habrá muchos temas de los cuales escribir, y también, dos alternativas decidirán el presente y futuro de la nación: una la de lograr la paz mediante el diálogo y el voto en las urnas, y otra, la de los que han apostado por la desestabilización, el terrorismo y las sanciones contra el pueblo bolivariano.
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