La oreja del asno
4 de marzo de 2019
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Los medios imperialistas tratan de edulcorar el fracaso de la reunión de Donald Trump y Kim Jong-un en Hanói, bajo el manto “comprensivo” del mandatario norteamericano acerca de que los norcoreanos no podían dar más de lo que se les ha pedido.
Pero el menjurje informativo acerca del menú del almuerzo que no llegó a ser, no pudo esconder la verdad del fiasco: la actitud siempre prepotente de Estados Unidos, cuyo gabinete de halcones que asesoran a Trump le indican que no debe ceder ni un ápice.
Piensan equivocadamente que el joven líder norcoreano haría concesiones que lesionen la soberanía de la República Popular Democrática de Corea y expediten el camino hacia una mayor beligerancia de los agresores de siempre en la región, principalmente contra China.
Por esa actitud de EE.UU. fracasó esta denominada segunda cumbre entre Trump y Kim Jong-un, ocho meses después de un primer encuentro en Singapur, al final del cual, Trump se comprometió a detener los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur en torno a la península coreana y levantar las sanciones contra Pyongyang. No obstante, la Casa Blanca anunció el 10 de diciembre del 2018 nuevas sanciones contra tres responsables norcoreanos, y así ha seguido incumpliendo y llenando de dificultades el difícil y largo camino hacia la paz.
A diferencia de Washington, Pyongyang ha cumplido su parte y denunciado que EE.UU. recurre a métodos de “gángster”, al rechazar levantar las sanciones contra el Norte de Corea.
Pero no sólo esto, sino que en el poco tempo que estuvo en Hanói, Trump, por su cuenta, dijo que no podía levantar todas las sanciones, como quería Pyongyang, pero, posteriormente, ante numerosos periodistas, Kim desmintió las aseveraciones del mandatario norteamericano, al aclarar que sólo pidió el levantamiento de las que afectan a la población, que es la que más sufre con esas criminales represalias del Imperio.
Al indicar del porqué se fracasó en esta segunda reunión de Trump y Kim, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Radia declaró que tal diálogo debe ir acompañado de concesiones mutuas, cuestión que elude Washington. Moscú está convencido de que la “solución de todo el conjunto de problemas de la península de Corea –incluido el problema nuclear– necesita tiempo y mucha paciencia”.
Y con Estados Unidos habrá que tenerlos, porque hasta ahora le ha importado un bledo la disposición de Corea Democrática, lo cual ha hecho coincidir a algunos estudiosos de que el principal objetivo enemigo del Imperio es China, y que ello deja en un segundo plano tanto su conflicto con la RPDC como con Siria e Iraq y otras situaciones en el resto del mundo, excepto Venezuela, donde, como siempre, al asno “preocupado” por la paz, se le sale la oreja de la guerra.
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