La «justicia» criminal
2 de noviembre de 2021
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La historia que trato de resumir a continuación no es ficción ni tampoco pertenece a un país sin orden, ni leyes. Y no debía ser —de ninguna manera, una historia real en la nación más desarrollada del planeta. Se trata, sencillamente, de algo que es parte del sistema de «justicia» de Estados Unidos.
¿Cómo imaginarnos que un hombre pueda estar encarcelado casi dos décadas, ser torturado sistemáticamente, no tener derecho a saber por qué está allí, ni de que se le acusa, y que ahora la llamada «justicia» diga sencillamente que fue apresado por error?.
El hecho ha sucedido en la tenebrosa cárcel abierta durante la administración de George W. Bush en la ilegal base de Guantánamo, Cuba, a donde fueron llevados decenas y decenas de reos, muchos de ellos —como en este caso— por el simple hecho de tener facciones árabes, o ser musulmanes.
A ese campo de concentración yanqui fue a parar Ahmed Rabbani, un taxista de Karachi, de origen paquistaní, identificado «erróneamente» en el año 2002 como «extremista», y al que nunca, durante casi dos décadas en prisión, se le imputó cargo alguno que lo vinculara con el terrorismo.
Ahmed Rabbani presumiblemente está autorizado para ser liberado de Guantánamo. «Su autorización es una noticia que vale la pena celebrar, pero no es el final de la historia. Todavía no tiene idea de cuándo se le permitirá volver a casa». Con este mensaje en redes sociales comunicaba la organización británica Reprieve, la autorización para liberar a Rabbani, que ha pasado por una huelga de hambre en señal de protesta, que le ha deteriorado considerablemente su salud.
En tiempos de turbulencia como los que vivimos, ejemplos de «justicia» como el que describo, constituyen la mayor aberración a la hora de juzgar un sistema de gobierno. Estas atrocidades o burlas a la justicia y al derecho humano que la misma lleva implícita cuando se aplica, tiene que ser una alerta para la comunidad internacional, fracturada entre quienes son reos del poder mediático y la fábrica de mentiras salida de los laboratorios del imperio y los que levantan la voz para condenar hechos como el de este reo pakistaní.
En una carta publicada en The Huffington Post el recluso narró lo sucedido con él en prisión durante «estos años de sufrimiento, torturas físicas y psicológicas y cómo «su esperanza» se ha ido diluyendo ante una justicia que no existe y promesas que incluyen las del ex mandatario Barack Obama, que nunca se cumplieron.
«Me han torturado usando más de 60 métodos diferentes… Casi dos décadas de mi vida han sido robadas porque Estados Unidos pensó que yo era otra persona», decía en aquella misiva.
Y como toda historia tiene sus ironías, Rabbani refirió el hecho de que el verdadero Ghul, es decir, el hombre que Estados Unidos creyó era él, estuvo detenido en la misma cárcel de Kabul, Afganistán en la que permaneció varios años antes de ser trasladado a la ilegal base de Guantánamo.
Ghul fue liberado a los cuatro años y Rabbani continuó preso en la prisión de la base de Guantánamo sin que se haya presentado cargo alguno en estos 19 años ni ser sometido a juicio.
En su escalofriante testimonio el reo pakistaní aseguró que, si tuviera que describir la cárcel de la Base, diría al mundo que «es una prisión sin ley donde Estados Unidos ha desperdiciado más de 6 000 millones de dólares, para encarcelar a personas, sin juicio, ganando nada más que una reputación de injusticia».
Y remarcó:
« Ahora gastan más de $ 13 millones al año solo para retenerme aquí. Imagínese el bien que se podría hacer con ese dinero y la buena voluntad que podría generar. Quizás incluso podrían comenzar a compensarme por la tortura que he sufrido».
Se trata, sin dudas, de una «justicia criminal» que se aplica de acuerdo al criterio de las administraciones estadounidenses.
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