La guerra que Al Qaeda está ganando

14 de agosto de 2013

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Elson Concepción Pérez

La lucha contra el terrorismo fue la bandera levantada por Estados Unidos tras el ataque a las Torres Gemelas por parte de Al Qaeda.
Herido en sus propias entrañas el Imperio vio aquellos acontecimientos como la oportunidad de “ahora o nunca” para tratar de imponer con la fuerza de las armas, su mandato allende los mares.
Tras Al Qaeda aseguró Washington haber lanzado la invasión y ocupación de Iraq, un país que no conocía de la existencia de dicha red en todo su entorno.
Igual hizo con Afganistán y luego con Libia. Resulta que, a partir de los ataques norteamericanos y de la OTAN, Al Qaeda ha florecido y hoy tiene en jaque no solo a las fuerzas norteamericanas en esos países, sino que incentivan divisiones étnicas y actúan con libertad en plenas calles de Bagdad, en tierra afgana, o en Bengasi, Libia. Y también Al Qaeda dirige sus tentáculos contra Siria.
En Iraq ha habido más de 800 muertos en el actual mes del Ramadán o de ayuno musulmán.
La noticia por si sola estremece. Son bastantes los seres humanos que han perecido en medio de una guerra interétnica que la invasión y ocupación de tropas foráneas norteamericanas ha incentivado, y de qué manera.
En abril pasado se había establecido el récord de muertes en 712. Pero la cifra ya ha sido superada.Aunque la violencia se produce en todo el país, tuvo su epicentro en Bagdad.
Una pregunta pudiera hacerse: ¿Es que las contradicciones entre chiitas y sunitas son ahora más radicales que antes de la invasión?
Resulta que para aquella fecha, la presencia de fuerzas terroristas de Al Qaeda no se conocía en Iraq. Hoy, sin embargo, es esa red la que está liderando las verdaderas masacres que se cometen en ese país, lo mismo con la explosión de coches bomba, que con actos suicidas de los más incivilizados que se puedan cometer.
¿Cuál va a ser la solución del problema en suelo iraquí? Difícil de predecir si se tiene en cuenta que la invasión y la guerra no es la solución y que el combate a Al Qaeda —en mi opinión— debe hacerse desde las estructuras nacionales de gobierno en Iraq y buscar fórmulas de diálogo y de compartir el poder entre las dos etnias predominantes.
Otro tanto pasa en Afganistán. Las últimas cifras de muertos informadas por el gobierno superan los 200 en los últimos 60 días.
También allí fueron las fuerzas de la muerte de Estados Unidos y la OTAN, en busca de los máximos líderes de Al Qaeda, a los que, por lo menos en territorio afgano, nunca dieron con ellos y fue en la vecina Paquistán donde ultimaron a Bin Laden, a través de una oscura acción de la que aún hoy no se ha dicho toda la verdad.
Afganistán sigue siendo de los más pobres entre todos los países del mundo. La droga que allí siempre se cultivó, ahora disfruta de su máximo esplendor, ya que las tropas de ocupación facilitan su exportación para el gran mercado norteamericano y europeo.
Para vergüenza de Estados Unidos y causando más incertidumbre en la arena internacional, Al Qaeda está ganando la guerra que un día Washington le declarara.