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La desgracia no es interesante

29 de enero de 2019

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Algunos que se dicen conocedores de los problemas de la Naturaleza creados de por sí o provocados por la chapucería e indolencia humana, califican de interesante la entrada inopinada de un tornado o “rabo de nube” por primera vez en La Habana, o que la velocidad del deshielo de Groenlandia se haya cuadruplicado.

Estos y otros fenómenos que no ocurrían durante siglos sólo tienen que ver con un avance raudo del cambio climático que amenaza con exterminar la vida del planeta sino se pone coto en el menor tiempo posible.

Mientras China, una de las dos naciones que más contribuyen a la destrucción de la capa de ozono que protege a la Tierra, toma cada vez medidas para contrarrestar el problema, la otra, Estados Unidos, se retira de todo tipo de convenio internacional referente a la protección del medioambiente, y su presidente, Donald Trump, llega a decir que es “un cuento de los chinos para perjudicar a la economía norteamericana”.

No es cuento que el agua se expande al percibir el intenso calor, dado que son los océanos los que absorben más que la tierra firme. De este modo, el nivel del mar aumenta, como hemos citado en la cuestión acerca de Groenlandia.

Sitios en los que llueve o nieva en condiciones normales, pueden llegar a calentarse y con ello, secarse por completo, al igual los lagos y los ríos.

Al disminuir las zonas de lluvia, va provocando la deforestación y posterior desertificación del suelo. Se presentarían condiciones de fuerte sequía, manteniendo el riesgo de pérdida para los cultivos.

El agua para la agricultura, la producción de comida, o el uso general estaría limitado por las condiciones atmosféricas.

Comenzaría la crítica extinción de muchas especies animales y de vegetación, por falta de agua para su nutrición.

Lo que observamos y sufrimos en La Habana no es más que las variaciones drásticas de temperaturas que provocan de forma descontrolada, además de tornados, huracanes, terremotos y tormentas.

 

Egoísmo

Ahora Trump por lo menos menciona que hay un cambio climático, pide un trato “justo” para que los magnates norteamericanos, como él, no renuncien a las grandes ganancias ni arriesguen una pizca de ello, haciendo como el avestruz asustado, para no ver fenómenos inquietantes que demuestran el deterioro del medioambiente.

El portal ScoopWhoop, ha recopilado una serie de fenómenos naturales que demuestran que el cambio climático ya está aquí.

En el Sahara, uno de los lugares más cálidos del mundo, nevó por tres años consecutivos, como pasó en el poblado argelino de Ain Sefra, conocido como “la puerta del Desierto”.

Asimismo, el aumento de las temperaturas ha causado que las poblaciones de tortuga verde en la Gran Barrera de Coral (Australia) se hayan vuelto casi en su totalidad femeninas.

Otro fenómeno es que más de 400 murciélagos, conocidos como zorros voladores, fueron encontrados muertos en Australia, debido a las temperaturas extremadamente altas.

Mientras tanto, la ola de frío extremo provocó la muerte de tiburones en el océano, según la asociación ecológica Conservación del Tiburón Blanco del Atlántico. También se informó que las iguanas caían de los árboles en Florida, debido a las bajas temperaturas y que los caimanes quedaban atrapados en el hielo en Carolina del Norte. Sin embargo, en este caso se trata de una técnica que usan estos reptiles para no sucumbir a las bajas temperaturas.

También la mencionada Gran Barrera de Coral se encuentra constantemente amenazada por el aumento de la temperatura del agua. El blanqueamiento masivo de corales y su nula recuperación han causado un gran daño a este sitio del Patrimonio Mundial.

Más inquietante es que el aumento del nivel del mar ha provocado la desaparición de ocho grandes islas en el océano Pacífico, mientras otras muchas más de baja altitud están a punto de desaparecer.

El Niño y el cambio climático provocaron grandes precipitaciones en el desierto no polar más seco del mundo, el Atacama, resultando en una floración como no se había registrado en las últimas décadas.

Asimismo, la industria del chocolate se enfrenta a una era de gran escasez a medida que las plantas de cacao luchan por sobrevivir a temperaturas extremas; y las gamuzas o cabras de los Alpes italianos han disminuido de tamaño en las últimas décadas, ya que debido al aumento de la temperatura pasan más tiempo descansando y menos alimentándose.

Los biólogos advierten, además, que las carreteras en Australia se derriten como chocolate y la producción del vino ha caído en Europa, así como la radiactividad ha aumentado en el Ártico.

Mucho más habrá lamentablemente que escribir sobre este problema que amenaza tanto como una hecatombe nuclear, toda una desgracia que no tiene nada de interesante.

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