La caravana, Centroamérica y EE.UU.
25 de octubre de 2018
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El tema de la actual caravana de miles de ciudadanos centroamericanos que, desafiando dificultades y amenazas, se proponen llegar a territorio de Estados Unidos, tiene antecedentes que hilvanados, explican muchas de las razones de ese flujo migratorio.
Se trata de países signados por lo que ha decidido Washington en una u otra ocasión. Son naciones pobres donde el imperio asentó gobiernos, dio golpes de Estado y organizó a través de la CIA guerras contra movimientos sociales.
En fin, la deuda estadounidense para con Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, no se puede pretender saldar con ínfimas ayudas económicas, sino con verdaderos planes de desarrollo y sin inmiscuirse en los sistemas políticos que allí elijan los pueblos.
Resulta totalmente lo más parecido a un ataque de demencia y de política improvisada, querer culpar a Venezuela u otro país latinoamericano con un supuesto “financiamiento” a los miles de seres humanos que forman parte de la actual caravana.
También me parece carente de sustento, decir que ese movimiento migratorio ha sido estimulado por los demócratas en Estados Unidos, para afectar al gobierno republicano de Trump en las venideras elecciones de medio término.
Quizás Trump no quiera “saberlo”, pero es bueno recordarle que, solo en El Salvador, en los años de la intensa guerra que ese país sufría, Estados Unidos, a través de mecanismos como la CIA, gastó más de 6 000 millones de dólares para financiar a quienes desde el gobierno y el ejército, usando los métodos más atroces contra la ciudadanía, pretendían derrotar las fuerzas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Durante ese conflicto, según la Comisión de la verdad de las Naciones Unidas, citada por BBC Mundo, murieron unas 75 000 personas y se reportaron homicidios, desapariciones, violaciones, torturas, secuestros y atentados a los derechos humanos.
En esa triste etapa de la historia de El Salvador también ocurrió el asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero y la creación de bandas delincuenciales que aún hoy contribuyen a la inestabilidad y el miedo.
Se puede agregar que, las famosas ayudas económicas que ahora Trump ha decidido suspender, no pocos millones de dólares se quedaron por el camino empedrado de la corrupción, y nunca han formado parte de un proyecto constructivo que facilite empleo, servicios básicos de salud, educación, vivienda, desarrollo integral, lo mismo en las ciudades centroamericanas que en sus zonas rurales, etc.
Ignora el magnate presidente de Estados Unidos que en Nicaragua su nación financió a los “contra”, con el fin de derrocar al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
De igual forma los que recibieron dinero, armas y entrenamiento de Washington, cometieron torturas, ejecuciones, asesinatos, saqueos, reclutamiento forzoso y otras violaciones.
Ha preguntado Trump si la situación de Centroamérica de hoy guarda relación con los hechos perpetrados por gobiernos norteamericanos, como el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala por tropas estadounidenses o la intervención militar en Panamá.
Las migraciones de ciudadanos de estos países están conducidas bajo el grillete que llevan consigo quienes huyen de conflictos, de bandas asesinas y otros focos de desestabilización financiados desde Washington.
Especialistas consultados por BBC Mundo coinciden en que la creación de programas para brindarles a estas personas un mejor futuro en sus países es más económico que los miles de dólares per cápita que se necesitan para detenerlos, procesarlos y, finalmente, deportarlos, pero no es algo que se tome en cuenta en Estados Unidos.
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