Julián Assange: una verdad en varios actos
12 de abril de 2019
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Lo ocurrido ayer con el periodista y fundador de Wikileaks, Julián Assange pudiera resumirse en tres actos, si se tratase de una obra de teatro con personajes de tres naciones.
En Quito, Ecuador, el presidente Lenin Moreno emitió una orden de retirar la nacionalidad y la protección como exiliado, de Assange, recluido hace siete años en la embajada ecuatoriana en Gran Bretaña.
E hecho, considerado por el ex presidente Rafael Correa como una “traición de gran envergadura” por parte del ahora presidente, condujo a un segundo acto: el vergonzoso arresto por la policía británica del fundador de Wikileaks.
En cuestión de minutos, tal y si fuese una planificación colectiva, desde Washington llegaron los aplausos de quienes, en la administración Trump, consideran el hecho como una victoria de la política imperial.
De inmediato Estados Unidos hizo público el pedido de repatriación de Assange, para ser juzgado y condenado –pudiera ser hasta la pena de muerte– por la llamada justicia estadounidense, a la que le importa el dinero y no la verdad.
Assange trascendió al mundo al sacar a la luz pública miles de documentos del Departamento de Estado norteamericano, donde se evidenciaban crímenes cometidos por las tropas que invadieron Irak y Afganistán, así como la acción de las mismas bajo la protección de los gobiernos de Estados Unidos.
Aunque Assange se encontraba protegido por las normas y leyes internacionales, como exiliado que es, no se le ha respetado su condición de ciudadano ecuatoriano otorgado por el presidente Rafael Correa durante su mandato.
Wikileaks, por su parte, denunció la víspera que el periodista estaba siendo sometido a una extensa operación de espionaje dentro de la embajada ecuatoriana
No obstante, un comunicado del gobierno de Londres, refiere que el embajador ecuatoriano en ese país “invitó a los policías a entrar en la sede diplomática” para apresar a Assange.
Hay que recordar este día que las autoridades suecas archivaron en 2017 el caso de denuncias por presuntos delitos sexuales que motivó en aquel momento su solicitud de extradición al Reino Unido.
Este jueves el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa, luego de conocer los argumentos de Lenin Moreno sobre el arresto de Assange, escribió en su cuenta de Tuitter: “Decisión soberana”, ¡vaya manera de llamar a la mayor canallada y cobardía! Esto jamás será olvidado por la humanidad entera. Uno de los actos más atroces fruto del servilismo, la vileza y la venganza. La historia será implacable con los culpables de algo tan atroz. Y agregó: el Estado ecuatoriano tenía la obligación, de acuerdo al Derecho internacional, de acuerdo al propio orgullo nacional, de proteger a su asilado.
Correa ha recordado que “Assange es, desde el año pasado, ciudadano ecuatoriano”, con lo cual, según explica el exmandatario, la detención llevada a cabo hoy “no solo rompe las reglas de asilo y el Derecho internacional, sino la Constitución ecuatoriana”, algo que Correa ha calificado como “inaudito e indignante”.
Por su parte, el gobierno de Estados Unidos acusa a Assange de conspiración por actividades informáticas maliciosas, por lo que solicita su extradición.
De acuerdo con las acusaciones, presentadas por los fiscales en el estado de Virginia, Estados Unidos, el también periodista de 47 años ha sido vinculado con “una de las mayores filtraciones de información confidencial en la historia de EE.UU.”.
Este caso, por supuesto, dará mucho de qué hablar y escribir en los próximos días, meses y quizás años. Pero lo real es que en la suspensión de la protección de asilo en la embajada ecuatoriana en Londres, la entrada a la sede diplomática de la policía, y ser llevado a la prisión y la inmediata solicitud de extradición por parte de las autoridades estadounidenses, tienen un tufo de violación de normas jurídicas internacionales, servilismo a lo que se ordena desde Washington y una verdadera ofensa contra la libertad de prensa y el derecho de asilo.
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