Jimmy, su seguro servidor
28 de diciembre de 2017
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Jimmy Morales forma parte de ese grupo presidencial impuesto por diversas vías de la derecha en América Latina, en los cuales el imperialismo perdona, oculta y hasta premia todo tipo de “pecados”, desde la más abierta corrupción hasta el crimen abyecto, en aras de mantener el “status quo” y vivala ambición de recuperar completamente lo que siempre calificó de “mi patio trasero”.
Morales, un cómico nada aguerrido en lo político y sí muy apegado a lo militar, acaba de halagar nuevamente a Estados Únicos, con su decisión de cambiar la embajada de Guatemala de Tel Aviv a Jerusalén, tal como decidió su actual boss, Donald Trump, sin importar protestas de la comunidad internacional ni la violación de lo establecido judicialmente al respecto en Naciones Unidas y otras organismos internacionales de respetar tal lugar como futura capital compartida de Israel y Palestina.
Morales emula con su cercano colega hondureño, Juan Orlando Hernández, en el irrespeto a las más elementales reglas de juego de la gobernabilidad, eliminando todolo que le molesta.
Si aquel trata de perpetuar con un golpe electoral el militar acaecido hace ocho años, Jimmy nombró de dedo a gobernadores plenamente corruptos a lo largo y ancho del territorio guatemalteco, como antecedente a lo que trata de hacer también con la magistratura judicial del país.
En la lista de los gobernadores -representantes personales del mandatario- nombrados para los 22 departamentos incluyó a financistas e hijos de dirigentes de la anteriordictaduraguatemalteca de Otto Pérez Molina, excandidatos perdedores a diputaciones y alcaldías, y contratistas del Estado.
Las palabras para “limpiarse” de Jimmy no pueden ser más hipócritas:
“Entre tanto talento se eligió a personas con las características que nos permitan alcanzar las metas propuestas”… “cada gobernador contará con la confianza de la Presidencia y recaerá en cada uno de ellos, la responsabilidad de servir a su Departamento, construyendo la Guatemala que todos queremos. Yo confío en ustedes y Guatemala espera mucho de nosotros. Dios los bendiga!
Jimmy apenas sacó la cuarta parte de los votos en unas elecciones donde primó la abstención, y su carisma de comediante no oculta su franca aversión a los indígenas, su apoyo a quieneslucran con el poder y su entrega al sector militar, máximo apoyo del Frente.
Algunos analistas señalan que el ascenso inesperado de este candidato, famoso por un programa de televisión, “sólo se explica a partir de la idea de la antipolítica”; una tendencia que en Guatemala busca “dar la oportunidad a gente que no tiene historia de gobernanza”, ya que la política tradicional se asocia con “ladrones y corruptos”.
Poco bueno qué decir, mientras se mantiene latente la corruptela, no se reforma la ley electoral y se entrega pocas tierras a campesinos y se les quita mucha para las empresas extractivas.
Cierto que la caída de Otto Pérez Molina y Efraín Ríos Montt representó la del genocidio, racismo, militarismo y patriarcado en el país y abrió un nuevo camino de esperanza para el pueblo guatemalteco, pero esta vía Jimmy, un seguro servidor del imperialismo, se la ha ido cerrando.
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