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Iraq: años y pesadilla que cuentan

22 de marzo de 2023

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Ha transcurrido el 20 de marzo de 2023 y la historia sigue detenida en aquella triste página escrita en Iraq 20 años atrás, donde más de un millón de personas no pudieron contarla o denunciar la crueldad de una invasión y ocupación militar por parte de Estados Unidos. Personas que murieron a consecuencia de las bombas o del uranio empobrecido utilizado por la aviación militar invasora.

Un mes después de la invasión y ocupación, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, proclamó la victoria y reconoció fríamente que hubo una mala información de los organismos de inteligencia —la CIA— que habían notificado al Pentágono de la existencia de bombas de exterminio masivo en Iraq.

En el famoso discurso «Mission Accomplished» (misión cumplida) desde el portaaviones USS Abraham Lincoln, el 1 de mayo de 2003, el presidente estadounidense George W.
Bush celebró que «Irak es libre» y afirmó que el papel de las tropas de la coalición pasaba a ser el de «asegurar y reconstruir el país». Ni una cosa, ni la otra, y todavía hoy, 20 años después de aquella acción, la nación árabe no ha podido recuperar su seguridad ni ha sido reconstruida.

En Iraq quedaron fuerzas estadounidenses y centenares de mercenarios disfrazados de civiles, involucrados en la guerra, en las torturas y en el saqueo de los recursos naturales del país, fundamentalmente su petróleo.

Un hecho terriblemente bochornoso identifica el accionar de las fuerzas militares estadounidenses y de otros países de la OTAN en su andar criminal por la tierra iraquí.

Se trata de lo ocurrido en la cárcel de Abu Ghraib, a solo unos kilómetros de Bagdad, la capital, que puso al descubierto el papel de la CIA y de los militares que ocuparon el país.

En aquella prisión se escenificaron los más aberrantes atropellos contra seres humanos. Mujeres violadas salvajemente por parte de los soldados de Estados Unidos, torturas de todo tipo contra detenidos que nunca conocieron las causas por las que fueron llevados allí, y mucho más.

Un día, fotos de los propios soldados involucrados en las violaciones y en las torturas, salieron del recinto y se expandieron por las redes y otros medios.

Era muy difícil creer en aquellos actos salvajes, pero esas y otras filtraciones, que involucraban también a la CIA, fueron conocidas por el mundo que las condenaba abiertamente.

Estados Unidos no pudo más y decidió cerrar el recinto, pero sus métodos de torturas, la aplicación de su política de encarcelar a las personas solo por sus facciones árabes, fueron reproducidas en la cárcel creada en la ilegal base de Guantánamo, donde todavía hoy hay reos sin juicio.

Y aunque Washington recibe la condena de la comunidad internacional, y Cuba y otros muchos países, y hasta la población estadounidense piden su cierre, esos reclamos no han sido tenidos en cuenta por los gobiernos de Estados Unidos.

De aquella invasión y ocupación a Iraq, fuentes norteamericanas como la Universidad Johns Hopkins, dan una cifra de más de 665 000 muertos y otras se refieran a más de un millón de personas entre fallecidos, mutilados o víctimas del uranio empobrecido usado en bombas y misiles.

Un reporte noticioso de RT refiere que más de un millón de aviadores, soldados, marineros e infantes de marina estadounidenses estuvieron involucrados en esa guerra.

Y cita que «los costes de esas acciones superaron los 800 000 millones de dólares y 4 500 militares estadounidenses resultaron muertos.

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