Indeseables para Washington
21 de octubre de 2021
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El mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, vuelve a ser el punto de mira del imperialismo en ocasión de las próximas elecciones presidenciales, en las que sus figuras asequibles ya gritan fraude antes de su celebración y, de una forma u otra, tratan de allanar el camino a la implementación de una economía neoliberal.
Nicolás Maduro, Rafael Correa y Evo Morales, como antes lo fueron Fidel, Raúl y Chávez, han sido objetos de agresión por los medios corporativos especialistas en la difusión de una diversidad de materiales que han tratado de denigrarlos.
Como norma, las decisiones relacionadas con la guerra informativa contra los dirigentes indeseables para el Imperio, son tomadas en la Casa Blanca e implementadas por el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con una historia que se remonta a varias décadas atrás.
Resulta suficiente recordar la campaña de desprestigio que culminó con el derrocamiento del presidente de Argentina, Juan Domingo Perón. Durante el período 1946-1955 Washington acusó a Perón de muchas cosas, desde la creación de un Cuarto Reich en América del Sur hasta el fomento del antisemitismo.
A Perón se le culpó en especial por la migración italiana y alemana hacia Argentina después de la Segunda Guerra Mundial, política implementada en relación con la industrialización del país, en la que se ofrecieron puestos de trabajo a expertos en cohetería y energía nuclear.
Diferentes métodos fueron empleados con el objeto de enlodar su reputación. En 1951 el político Silvano Santander, –conocido agente de la CIA— tuvo que abandonar Argentina y se fue a Uruguay. Allí, en estrecha colaboración con sus empleadores, comenzó a publicar artículos describiendo a Perón como un promotor del nazismo y simpatizante de Hitler. En 1955 Perón fue derrocado.
Resúmenes de los artículos de Santander aparecen en el libro titulado “Técnica de una Traición”. Juan Domingo Perón y Eva Duarte, Agentes del Nazismo en Argentina. La CIA hasta ahora utiliza esta publicación falsa como ejemplo de una efectiva campaña difamatoria para ser estudiada por agentes que posteriormente son enviados a América Latina.
ENSAÑAMIENTO CONTRA EVITA
Santander se ensañó contra Eva Perón, esposa del Presidente argentino, quien era muy popular en Argentina y en el exterior. El libro trae muchas fotocopias de documentos que demuestran supuestamente que Eva Perón trabajaba para la Abwher desde 1941. Actualmente, está bien establecido que no tenía nada que ofrecer como agente de inteligencia y no tenía contacto alguno con las organizaciones nazis clandestinas.
Actualmente, mucha documentación del período 1940-1950 ha sido desclasificada. ¿Se habrá el Departamento de Estado y la CIA arrepentido de difamar a los Perón? De ningún modo. Solo los acentos han cambiado. Evita era percibida como un símbolo de justicia social. Su éxito personal, su carácter apasionado (a menudo se le compara con el Che) y el hecho que sabía como tratar al pueblo y lo que este sentía, inculcó en el pueblo argentino la esperanza de un futuro mejor.
En este contexto, e independientemente de los matices, EE.UU. enfiló sus armas contra Cristina Fernández cuando fue presidenta de Argentina, porque recordaba el legado de Eva Perón.
En los últimos años, la guerra desinformativa de Washington ha estado dirigida principalmente contra la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Estados Unidos no escatima ningún esfuerzo para combatirla, por lo cual sus medios de prensa siguen estando tan activos como en los días de la “Guerra Fría”, aunque la inmensa mayoría de cubanos y nicaragüenses han demostrado estar inmunizados contra esta ofensiva propagandística subversiva.
En medio de todo esto, nació hace 16 años el canal regional de televisión Telesur, gracias a los esfuerzos del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Sus habilidades de comunicación preocupan a Washington, que ha intentado sabotearla durante toda su trayectoria al servicio de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
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