Indeseable presencia en el Medio Oriente
30 de junio de 2020
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Estados Unidos acaba deenviar más soldados a Siria, donde ya se encuentra reforzando dos bases y construye otras dos en el norte y noroestedel país árabe, donde no se resigna a haber sido derrotado en el complot que durante casi diez años fraguó para derrocar al gobierno de Bashar al Assad.
El hecho es que Washington, además de dar a conocer un plan para boicotear la reconstrucción siriay siempre fiel a sus métodosimperialistas, se sigue robando el petróleo de la zona septentrionalsiria, dondeRusia ha estado reforzando su presencia legal, lo quesirve de contención a Turquía, cuyos militares también están en el lugar para presuntamente combatir a kurdos desafectos, a quienescalifica de terroristas.
Ello, por supuesto, caldea aún más la tensión existente en la zona, en una región dondemás de 70 000 soldados norteamericanos se hallan presentes en todos los países del Medio Oriente, a excepción de Yemen.
Recordemos que en cualquier momento puede estallar este polvorín provocado por las acciones militares estadunidenses en la región, que también ha tenido como blanco principal a Irán.
Tras el ataque con misiles de Irán a dos bases estadounidenses en Iraq, el ayatolá Ali Jamenei llamó a “acabar con la presencia corrupta de Estados Unidos en la región”.
Esto constituyó el primer paso de la respuesta de Teherán por el asesinato del general Soleimani, tras un ataque aéreo de Estados Unidos en el aeropuerto de Bagdad.
Mientras los Guardianes de la Revolución prometieron que la ofensiva fue solo el comienzo de las acciones contra la injerencia estadounidense.
Por lo pronto, los objetivos alcanzados por Irán fueron las bases iraquíes de Ain Assad y Eril en un ataque que, según el presidente estadounidense Donald Trump, no dejó víctimas fatales, pero luego se comprobó que si las hubo, así como cuantiosos daños materiales.
Ain Assad es una base emblemática en la presencia estadounidense en Irak. Situada en la provincia de Ámbar, a 180 kilómetros de Bagdad, es el más grande de los campamentos militares iraquíes y fue utilizado por primera vez por soldados norteamericanos en el 2003, durante la agresión e invasión que, bajo la falsa acusación de que tenía un arma nuclear, dio lugar al derrocamiento y posterior ahorcamiento de Saddam Hussein.
Tras retirarse de allí en el 2010, Estados Unidos la volvió a ocupar en el 2014 como parte de la campaña que ha auspiciado de una coalición internacional contra supuestamente el grupo Estado Islámico, que ayudo a crear, pero lo cierto es que todas sus acciones se dirigen contra Siria y las acciones rebeldes de Iraq, en lo que cuenta también con el respaldo de Israel.
Según informó el Pentágono, estas dos bases fueron los objetivos de los 16 misiles balísticos de corto alcance que Irán lanzó desde al menos tres posiciones diferentes. De acuerdo al informe oficial estadounidense, 11 impactaron en Ain Assad y uno en Eril y no provocaron mayores daños, aunque, para el Pentágono, tenían el objetivo de provocarle la muerte a personal estadounidense.
No obstante, según unas imágenes de satélite captadas por la empresa estadounidense Planeta a las que tuvo acceso la agencia EFE mediante el Instituto de Estudios Internacionales de Middelburg, al menos cinco instalaciones de la base de Ain Assad sufrieron daños por el ataque.
Según explicó David Scheler, experto del mencionado instituto con sede en California, a la radio pública estadounidense NPR, los edificios afectados “parece que eran usados para almacenar aviones”.
“Hay otras estructuras de la base área que serían exclusivas para personas por lo puede que (los iraníes) intentaran golpear sitios con equipamiento más que con personas”, opinó.
La misma base fue objeto de la visita deTrump después de Navidad en el 2018 y del vicepresidente Mike Pence en el Día de Acción de Gracias del 2019, quienes subrayaron la decisión de permanencia sin fin para “combatir el terrorismo yihadista y a los enemigos de los pueblos árabes”.
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