Idónea jefa para la CIA
14 de marzo de 2018
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A pesar de las críticas, el presidente estadounidense, Donald Trump buscó a la persona indicada para dirigir la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), sobre todo con un historial destacado por su participación en las torturas, lo que confirma que será una digna representante de tan tenebrosa agencia.
Gina Cheri Haspel, vinculada a un programa de torturas a los sospechosos de extremismo, tiene 61 años y en febrero pasado el mandatario la había nombrado como segunda de la agencia, evidenciándose que solo era un cargo provisional, ya que la verdadera intención se llevó a cabo el 13 de marzo y sin necesidad de ser confirmado por el Congreso cuando ella asumió la máxima jerarquía.
Espía de profesión, Gina ha prestado sus “servicios” en varios países del mundo desde 1985, ocupando en varias ocasiones la jefatura de centros, hasta que en 2013 pasó a ser interina del Servicio Clandestino Nacional de la CIA.
Sin embargo, señala un comentarista estadounidense, fue reemplazada de ese cargo días después cuando se reveló su “intervención en interrogatorios en los que se emplearon métodos de tortura”, concretamente en el período entre 2003 y 2005, cuando supervisaba un programa secreto para obtener confesiones a través de métodos como “la privación del sueño a los interrogados, apretarlos en ataúdes y someterlos a técnicas de ahogamiento”, conocidas por la prensa como “submarino”.
Resulta conocido que muchos ex directores y agentes de la CIA han reconocido su culpabilidad en cuanto al uso de métodos extremos de interrogatorio, lo que Trump ha confirmado, cuando afirmara en más de una ocasión que la tortura funciona, en especial el ahogamiento simulado.
Conocido el nombramiento, diferentes medios de prensa en el mundo han dado información sobre Haspel, precisándose que supervisó en un centro de detención exterior de la CIA, en Tailandia, brutales interrogatorios a dos detenidos, Abu Zubaydad y Abd al Rahim al-Nashin, lo que fue publicado hace ahora un año por el New York Times.
Por eso no fue sorpresa para muchos cuando la pequeña figura femenina apareció en fotografías donde se denigraba a presos iraquíes, tal y como lo había hecho en otros centros. En esa ocasión no tuvo tiempo de hacer desaparecer el testimonio gráfico, como había hecho en situaciones similares.
Entre otras revelaciones, está el estar involucrada en uno de los tantos programas ilegales secretos de la CIA, conocido como RDI (entrega, detención e interrogatorio) por el cual se interrogaba a los sospechosos en diferentes países mediante la tortura.
La hasta hace poco subdirectora de la CIA se convierte en la primera mujer en la historia de la agencia en ocupar la máxima jefatura con la intención, dijo, “de poder brindar al Presidente el excelente apoyo de inteligencia al que se ha acostumbrado durante su primer año de mandato”.
Con su nuevo cargo, Trump aspira tener a rostros amigos dentro de la agencia y a funcionarios que vean con buenos ojos, tal y como es el caso de Gina, el uso de la tortura a los detenidos, lo que para muchos es uno de los capítulos más oscuros de la historia de EEUU.
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