Hedor imperial
21 de septiembre de 2023
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Es lo menos que se puede decir del reintento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte de comenzar los preparativos para reeditar contra gobiernos militares rebeldes africanos lo que hizo años atrás en Libia, causante mucho más de las 11 000 muertes provocadas por recientes inundaciones en la sufrida nación.
Ya tropas francesas desembarcaron en países vecinos a Níger, donde el gobierno militar y gran parte de la población han demandado el retiro de las fuerzas galas allí enclavadas para mantener las riquezas usurpadas, entre ellas el litio.
De una manera u otra, desde el derrocamiento y asesinato de Muamar el Gadafi en Libia, que con él se erigía como la nación mas prospera africana y receptora de migrantes, la OTAN aplicó un proyecto que le permitía intervenir donde quiera que le convenia con el pretexto de proteger a los civiles, el mismo que invocó para tratar de justificar los criminales bombardeos a Serbia.
Ahora la situación parece diferente, porque tanto en Níger, como países aledaños los militares que han asumido el poder -aunque “educados” la mayoría en Estados Unidos- tiene instintos nacionalistas y han cerrado filas entre ellos.
No obstante, nada bueno para los pueblos es esta preparación militar que ya se percibe con la OTAN, con Francia a la cabeza.
Así, se mantiene la política de derribar gobiernos con cierto grado de insumisión, no importa que se violen tratados, convenios y se pisotee el Derecho Internacional.
PROYECTO IMPERIAL
El maloliente proyecto imperial consiste en alegar que un grupo en el país en cuestión está siendo atacado por una dictadura y, recurriendo a burdas manipulaciones, sobredimensionados en los medios.
Con la presión diplomática y mediática, se logra una ambigua resolución del Consejo de Seguridad para proteger a los civiles, que la OTAN trasmuta en un plan de cambio de régimen, que combina una feroz campaña de bombardeo aéreo con acciones de apoyo de infantería a grupos mercenarios en tierra, a los que entrena y arma, y en la participación de un andamiaje de inteligencia satelital de Estados Unidos y apoyo por expertos y fuertes grupos de tropas especiales aliadas sobre el terreno.
En el plan de la OTAN, los medios de difusión dominantes han cumplido una función militar de primer orden. No es casual que como se hizo con la televisión de Serbia, también fueron destruidas instalaciones de la televisión pública libia. Quizás con los países africanos que se han rebelado la situación tenga alguna variante.
La agresiva alianza intentó hacer algo similar en Siria con la complicidad de regímenes reaccionaros árabes, pero la solidaridad de Rusia lo impidió, aunque ahora trata de utilizar al peón imperialista de Israel para crear situaciones parecidas.
RESULTADO
Ya todos conocemos lo que ha pasada en Libia con el asesinato de Gadafi y los problemas de división creados, que mantiene al país en constante lucha entre facciones.
En Libia, como ocurrió en Afganistán e Iraq, la alianza controlada por Estados Unidos, no llevó democracia alguna, ni la cuestionada representativa, porque los imperialistas odian la verdadera, esa que les podría quitar el poder de decisión y eliminar el hedor que dimana.
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