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Haití y el rumbo incierto

20 de octubre de 2022

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No es nuevo para nada. Haití, primera colonia que logró su independencia en la región del Caribe, ha transitado, desde aquel 1 de enero de 1804, tras una feroz lucha armada contra la metrópoli francesa, por un camino espinoso donde se dan cita elementos adversos como la propia colonización, la posterior presencia estadounidense al estilo neocolonial, la miseria y el hambre, las bandas armadas y si faltaba algo los castigos de la naturaleza con terremotos, tiempos de sequía y otros.

La suma de tantos elementos ha contribuido a la actual situación de caos que vive la empobrecida nación caribeña, donde la violencia, la falta de comida y las protestas por el incremento de los precios de los combustibles llevaron al primer ministro, Ariel Henry y a 18 miembros de su gabinete, a pedir la intervención militar de potencias extranjeras, lo cual solo avivó las voces antigubernamentales que rechazan cualquier tipo de injerencia de Estados Unidos.

La víspera, una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que tenía fijada la votación de dos resoluciones sobre Haití, fue postergada ante la falta de consenso para su realización. Una de ellas exige «el fin inmediato de la violencia y la actividad criminal» y solicita sanciones para los líderes de las pandillas.

El segundo proyecto de resolución «autorizaría el envío de una fuerza multinacional en respuesta al pedido hecho el 7 de octubre por el primer ministro haitiano, Ariel Henry».

El vice embajador de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyansky, dijo el lunes al Consejo que «Moscú no puede apoyar intentos de forzar una resolución sobre sanciones y accedió a indagar sobre la toma de medidas restrictivas sólo después de considerar su eficacia y consecuencias humanitarias».

El punto crítico de esta crisis detonó el pasado 2 de octubre, cuando las autoridades haitianas informaron sobre un nuevo brote de cólera, mientras, al mismo tiempo, lidian con una escasez de alimentos y gasolina debido a los bloqueos y las protestas realizadas por las pandillas.

Un reporte de la agencia Sputnik refleja que parte de la crisis que azota hoy al país caribeño se inició tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en un ataque armado perpetrado la madrugada del 7 de julio de 2021 en su domicilio, ubicado en Pétion-Ville.

Desde entonces, el primer ministro Ariel Henry ha tratado de legitimarse como la autoridad máxima de Haití, lo que derivó en duros enfrentamientos con las cerca de las 90 pandillas que, se estima, operan en esa parte de la isla.

De acuerdo con datos de la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (BINUH), tan solo entre abril y mayo de este año han muerto 188 personas y 120 han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre pandillas y la policía local, cada vez más superada por la población armada. Sin embargo, hay versiones no oficiales que ofrecen cifras mucho más altas de víctimas.

El descontento social también se relaciona con la crisis alimentaria derivada de una inflación del 33% que golpea al país y que afecta a más del 40% de la población, según datos del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).

De acuerdo con el organismo internacional, cerca de 4,7 millones de haitianos sufren de una aguda inseguridad alimentaria.

De acuerdo con el último reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) con corte el 16 de octubre, un brote de cólera ya cobró la vida de 36 personas, además, hay 55 casos confirmados y 655 sospechosos, de los cuales solo 197 están en hospitales.

Por su parte, la Unicef advirtió que, en las actuales condiciones del país, más de 100 000 menores con desnutrición aguda son especialmente vulnerables a este brote.

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