¿Hacia una “OTAN asiática”?
26 de octubre de 2020
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Los ejercicios navales conjuntos que realiza en la región de Asia-Pacífico la armada de Estados Unidos con la de Australia han dado lugar nuevamente a versiones acerca de que el verdadero objetivo de tales movimientos puede ser el preludio para la creación de un agresivo pacto político-militar en esa zona del mundo tal como actúa desde Europa la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bajo jefatura estadounidense.
Tales conjeturas se relacionan también con una extraña “reunión de coordinación” recién celebrada en Japón con la presencia de este país, de Corea del Sur, de Estados Unidos y también de Australia, cuyo gobierno aparece como el instrumento escogido por Washington para la promoción del acuerdo.
No es un secreto que, desde tiempo de la Administración Obama y nunca negado por el régimen de Trump, el gobierno imperialista ha otorgado el carácter de “primera prioridad estratégica” a la región Asia-Pacífico y hacia ella -según han planteado públicamente-, dirigirán en lo fundamental sus fuerzas militares, especialmente navales, de ahora en adelante.
Estos escarceos conjuntos forman parte igualmente de un pretendido cerco a China, no solo en lo militar sino también en lo político, diplomático y, si fuera posible, en lo económico.
La numerosa presencia militar yanqui en esos territorios desde que terminó la guerra del Pacífico en 1945 favorece y acelera estos planes bélicos, confirmados por el anuncio de que Estados Unidos emplazará próximamente sus sistemas coheteriles en esa región, aunque aún no ha identificado en qué países serán presuntamente basificados.
La idea de crear una “OTAN Asiática” no dejará de preocupar seriamente a la mayor parte de los países de esa región, en particular a los actuales integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que seguramente verán con alarma estas pretensiones imperialistas yanquis de arrastrarlos a una agresiva entente puesta al servicio de Washington y sus intereses hegemónicos, introduciendo entre ellos, -con toda mala intención,- una manzana de la discordia que los debilite y divida, sentando un nefasto precedente.
Sean cuales fueren los resultados electorales de Noviembre 3 en el país imperial, la situación obligará a las naciones asiáticas a mantenerse alertas y rechazar las viejas pretensiones de Washington de convertirlas en simples piezas de su tablero planetario.
La ancestral sabiduría asiática seguramente las evitará.
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