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¿Hacia dónde va Estados Unidos?

24 de abril de 2020

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En medio de las incertidumbres y dudas que ha introducido la COVID-19 con respecto al futuro del mundo, hay una que ya se destaca como causa de preocupación no solo para sus nacionales sino también para buena parte del resto de la humanidad.

Teniendo en cuenta el inmenso poderío que aun detenta y su omnipresencia en el universo, merced a la combinación imperial de poderío militar, progreso científico-técnico e influencia ideológico-cultural -que incluye la posesión de armas de destrucción masiva, armamento nuclear y vocación intervencionista agresiva-, entre los elementos más preocupantes del futuro post-pandemia se encuentra el futuro de los Estados Unidos de América.

Tal alarma crece en la medida que se hace evidente la peligrosidad derivada de la actuación irresponsable, irreflexiva y aventurera -más allá de toda consideración hacia sus propios aliados y vecinos-, de una administración como la actualmente instalada en la Casa Blanca, desafortunadamente en coincidencia con la crisis mundial sin precedentes originada por la COVID-19, de la cual el país imperial se ha convertido en epicentro y fuente de conflicto.

Al surgimiento y desarrollo de las más agudas contradicciones con el mundo exterior, la pandemia acompaña allí y ahora las más graves dentro de su vida interna, tanto política como económica y social, sanitaria y económica.

Después de la nueva era imperial abierta por los resultados de la Segunda Guerra Mundial, cuando emergió como intacto, poderoso y con el monopolio nuclear, no se recuerda una situación con similares características como la actual ni surgen tantas interrogantes hacia el futuro de ese país.

La sorpresiva crisis del Coronavirus ha servido para confirmar a una parte importante del pueblo estadounidense que la elección de Trump en 2016 fue un salto al vacío de consecuencias inimaginables.

Agravado todo por la enfermedad y la falta de previsión gubernamental, la nación se debate hoy en medio de múltiples contradicciones, algunas de ellas aparentemente superadas y que resurgen con fuerza en medio de la crisis.

Son alentadas y estimuladas por el propio Presidente siguiendo propósitos desconcertantes o que aun no quedan claros y son objeto de las más diversas interpretaciones.

Es por todas esas razones que las dudas sobre el futuro de Estados Unidos aumentan y también preocupan al resto de la humanidad, que no se concibe arrastrada a un holocausto como consecuencia del desastre imperial pero no deja de prestar atención a lo que pueda significar un enfrentamiento entre enloquecidas fracciones que allí se disputan el poder.

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