Guion a dos manos
27 de enero de 2020
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Mike Pompeo, recordando sus tiempos de jefe de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, aparece ahora como inspirador de golpes de estado, complot contra gobiernos progresistas de América Latina y llamados para acabar con todo lo que pueda oler a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Su proyecto, por supuesto, tiene el objetivo final de fracturar la unidad de nuestros pueblos, y por ello incluye en sus ambiciones que los gobiernos lacayos rompan con instituciones que pudieron representar un avance al respecto.
Me refiero al Alba, Unasur y la Celac, que han dado un respiro integracionista en la región, marcado por sus proyecciones solidarias y sus programas sociales, y que ahora vemos como árboles a los que se le van quitando las ramas para que marchiten y mueran.
Ocurre en el Ecuador de Lenin Moreno, en el Brasil de Bolsonaro, en Paraguay y Honduras, en Bolivia tras el golpe de estado contra Evo Morales, con Colombia a la vanguardia y la OEA en la trastienda.
El guión concebido en estos planes ha sido elaborado a dos manos: Mike Pompeo, secretario de estado norteamericano y Luis Almagro, secretario general de la OEA.
La miseria humana de estos personajes y del sistema que representan es tal, que el libreto elaborado por ellos lleva implícito una campaña de difamación contra uno de los programas más nobles y solidarios que existe, como es el de la colaboración médica cubana que ha llegado a más de 160 países, ha salvado la vida de cientos de miles de personas, y ha contribuido a la formación de miles de médicos, enfermeras y técnicos de la salud de esas naciones.
Contra nuestra colaboración médica el imperio se ha lanzado con todo. Usa sus personajes para envenenar el clima con las más vulgares mentiras y de esa forma, como ha ocurrido en Brasil, Ecuador y Bolivia, hacer que los médicos cubanos regresen a al país, no importa que, sin ellos, sean muchos los habitantes de los más apartados lugares y las poblaciones más pobres, que se ven despojados de ese derecho humano fundamental que es el de la atención médica.
Ahora, en el caso de Bolivia, el gobierno de facto decidió «suspender las relaciones con Cuba».
Me imagino que tal decisión esté contenida en los primeros párrafos del guión elaborado por Pompeo y Almagro, pero que necesitaron tiempo para proclamarla y lo hicieron en medio de una campaña electoral que pretenden ganar los golpistas ahora en el poder.
Suspender los vínculos con Cuba es querer imponer al pueblo boliviano, a los indígenas que componen la población más pobre y abandonada, un patrón de mentiras, como si no fuesen millones los beneficiados por la atención de un médico, la operación que le salvó la vida o el poder ver luego de una cirugía ocular realizada por la Operación Milagro.
También es ignorar a los cientos de miles que fueron alfabetizados mediante el programa «Yo si puedo» y los que han recibido enseñanza gratuita y de calidad en universidades cubanas, de donde han salido como profesionales de nuevo tipo, de esos que regresan a su patria para servir donde más se le necesite.
Podrán Pompeo y Almagro escribir entre ambos los guiones subversivos que quieran, pero, más temprano que tarde, esos mismos pueblos, el boliviano, ecuatoriano, brasileño, colombiano, tomarán las riendas de la libertad, la solidaridad y la unidad entre todos, sin guiones foráneos y arrogancia imperial.
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