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Globo que se desinfla

21 de febrero de 2019

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Desaprovechando un real respaldo popular y el apoyo de quienes habían sido sus compañeros partidistas, Lenín Moreno ha abandonado el programa que hizo posible durante diez años la denominada Revolución Ciudadana –preconizada por su predecesor Rafael Correa– y que le llevó a la Presidencia de Ecuador, y se halla inmerso en el cumplimiento de un plan de la derecha que sigue dictados extranjeros y de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Así, mientras encarcela o fustiga a anteriores compañeros partidistas, desconoce las nefastas experiencias latinoamericanas con las privatizaciones y concesiones, llevando al país por el camino del neoliberalismo, en cumplimiento de un plan aún mayor del imperialismo que elimina a los gobiernos progresistas e implanta un modelo económico impopular y de entrega de los principales recursos naturales a las transnacionales controladas por el capital norteamericano.

O sea, las grandes promesas se han vuelto polvo, mientras crecen las protestas contra las políticas neoliberales, que ya están siendo implementadas desde noviembre último, con la eliminación de diversos subsidios.

Trabajadores de empresas públicas y estatales rechazan los despidos masivos y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como el incremento de los precios del combustible y a las privatizaciones.

En este contexto, el Frente Unitario de Trabajadores exigió a Moreno la inmediata puesta en marcha de medidas correctivas, como la derogación total del decreto que estableció el alza de los precios de los combustibles y la actualización del costo de algunos derivados de manera mensual, en momentos en que las estadísticas oficiales confirman el aumento de la pobreza durante el último año.

Además, solicitó la renuncia de Santiago Cuesta, consejero de Gobierno, por haber planteado la privatización y concesión de empresas públicas. Mesías Tatamuez, dirigente de la Cedocut, aseguró que en el sector de las telecomunicaciones, que el gobierno pretende privatizar y entregar a empresas trasnacionales, es donde está el futuro de la economía a nivel mundial.

Voceros del gobierno anunciaron días atrás que se iniciarán las concesiones de empresas públicas (empezando con las de telecomunicaciones e hidroeléctricas), lo que en realidad es una privatización. La desesperación por obtener rápidos fondos para el fisco ha hecho que se pierda de vista la Constitución y el interés nacional.

Lo cierto es que se siguen dictados extranjeros y de organismos internacionales, mientras desde el gobierno se desconocen las nefastas experiencias latinoamericanas con las privatizaciones y concesiones. No hay conocimiento de los estudios nacionales o internacionales que analizan y cuestionan el caduco liberalismo económico.

Se puede ver claramente lo impuesto en las esferas gubernamentales: se ataca a los bienes y servicios públicos con los argumentos del sector privado, sin entender que la empresa pública se guía por propósitos y administración distintas, ya que mientras al Estado interesa atender a los ciudadanos, al sector privado solo le motivan las ganancias.

Los obreros plantearon la defensa de la seguridad social, rechazaron la propuesta oficial del aumento de los años para poder jubilarse y la reducción de las pensiones, como solución al problema de la crisis del Instituto Ecuatoriano del Seguro Social.

Mucho más queda por analizar los pasos dados hasta ahora por el gobierno ecuatoriano, que ha ido deshaciendo anteriores conquistas populares, encarcelado o perseguido a quienes quizás no deben hacer sido objeto de tanta saña, mientras los verdaderos culpables de la corrupción están aún libres y el plan neoliberal avanza, como alfiler que pincha el globo de las ilusiones creadas.

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