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Fondo falso e insensible

15 de septiembre de 2016

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Christine Lagarde, la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), enfrenta hoy nuevas acusaciones de haber manejado inadecuadamente dinero de una de las instituciones financieras responsables del crecimiento de la desigualdad en el mundo.

Lo paradójico de todo esto es que Lagarde gusta presentarse tanto en escenarios modestos como deslumbrantes como la cara humanitaria del FMI, subrayando incluso que un fenómeno muy negativo y preocupante es que estas desigualdades interfieren en la eficiencia de las economías y el bienestar de las poblaciones.

Esta declaración fue trasmitida por todo tipo de medios de información, principalmente aquellos que controlan la oligarquía, presentándola como un indicador de la sensibilidad social del Fondo, tratando de ocultar así que el FMI sigue siendo uno de los principales culpables del deterioro de la vida de la mayor parte de la población.

Para corroborar la falsedad de la política humanitaria del FMI se pueden señalar los cercanos ejemplos de Grecia y España, en los que la propia Lagarde jugó un papel fundamental.

La falta de protección del Banco Central Europeo (BCE, en realidad, un lobby de la banca) a los estados de la Eurozona, incluyendo al griego, los debilitó ante la especulación de los mercados financieros, lo cual explica que los bancos privados alemanes, franceses, españoles y griegos, entre otros, se forraran de dinero comprando deuda pública a Atenas a unos intereses abusivamente altos.

Pero como sanguijuelas que son tales bancos privados, estuvieron a punto de hacer perecer al Estado griego, y si esto hubiera sucedido hubieran sufrido lo mismo, por lo cual el FMI junto al BCE y los estados de la Eurozona accedieron a comprarles sus deudas, evitando que colapsaran, es decir, se producía un “rescate bancario”.

Tanto los estados como el FMI y el BCE son organismos públicos, es decir, son financiados por el pueblo, y ello significó que los europeos pagaran millones de euros para su rescate, y fue en ese momento en que Christine Lagarde exigió al Estado griego que le pagara a la institución que dirige el dinero que se gastó salvando los bancos.

Gracias a Lagarde, a su FMI, a costa del ciudadano corriente, se benefició a los banqueros y a los accionistas de tales bancos, además de quienes poseían grandes depósitos, no los pequeños.

La teoría del neoliberalismo popular que se divulga ampliamente, dice que la gente común es la que posee intereses en las instituciones financieras; pero lo cierto es que la concentración de la propiedad del capital financiero es enorme, y solo los ricos y muy ricos tienen la gran mayoría de los depósitos y las acciones de los bancos.

Lagarde ha lamentado muchas veces que el desempleo sea elevado en España, donde el FMI ha manejado a su antojo a Mariano Rajoy, esté o no en el gobierno.

Tanto ella como los otros principales directivos de la institución han aconsejado que se desregule aún más el mercado de trabajo que, como se ha demostrado, empeora la situación.

Y esos son los “consejeros” que ha tenido el Partido Popular, en una España todavíasin gobierno oficial, parta de la Europa sujeta a los dictados de una institución presidida por Christine Lagarde, quien, sin abandonar la careta de la sensibilidad, se encuentra cuestionada por presuntos delitos de corrupción.

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