Esclavitud moderna y otros males
4 de abril de 2016
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Subidos en el tren de la vida, unos con más años y otros con menos, el espacio de tiempo transcurrido no deja de deparar sorpresas. Por ejemplo, cuando hemos leído y vuelto a leer que la esclavitud es un problema del pasado –de ese pasado que ahora se pretende olvidar–, nos saltan a la vista informes de instituciones internacionales, de la ONU principalmente, donde se abordan las nuevas aristas del flagelo de la esclavitud.
Así aparece lo que ahora se conoce como esclavitud del siglo XXI, caracterizada por trabajos forzados, explotación sexual y tráfico de personas; cada una de ellas con sus valores agregados, si se trata de menores de edad.
No por casualidad el próximo 16 de abril ha sido declarado como Día Mundial contra la Esclavitud Infantil.
De acuerdo con un despacho noticioso de Europa Press, en el mundo hay unos 21 millones de víctimas de trabajos forzosos, de las cuales 11,4 millones son mujeres y niñas y 9.5 millones son hombres y niños, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Del total expresado por la OIT, casi 19 millones son víctimas de explotación por parte de personas particulares o empresas. Dentro de este grupo se engloba la servidumbre doméstica que en algunos casos llega a convertirse en una forma de esclavitud, ya que el trabajador no puede abandonar la casa en la que trabaja y es sometido en ocasiones a abusos físicos, así como los trabajadores explotados en fábricas o en la extracción de minerales.
Una cifra sorprendente es la de 4,5 millones que son víctimas de la explotación sexual forzosa; un 98% de estas son mujeres y niñas.
El propio reporte señala que los trabajos forzosos generan beneficios ilegales por valor de 150 000 millones de dólares al año; y de este total, 99 000 millones provienen de la explotación sexual.
También se reporta que los esclavistas modernos, es decir los que someten a otras personas a trabajos forzosos, suelen ganar como promedio unos 4 000 dólares por cada persona explotada.
Y, en el caso de la utilización de menores, el negocio es mucho más lucrativo para aquellos que lo practican, ya que generaría unos ingresos de unos 30 000 dólares por víctima.
Pero el tema de la esclavitud en los tiempos modernos, vale recordar sus vínculos con otros males como el tráfico ilegal de personas, el que tantas muertes provoca en los momentos en que escribimos estas líneas.
Ya sea en el peligroso tránsito hacia el suelo norteamericano, por vía acuática o por la terrestre; o en los ejemplos casi diarios de quienes intentan cruzar el mar para llegar a Europa desde tierras africanas, de Asia o del Oriente Medio.
En el caso de la frontera de México con Estados Unidos, se ha denunciado que no menos de 60 000 menores centroamericanos atraviesan el país azteca, muchos de ellos, pagando grandes sumas de dinero a traficantes de personas; afrontando además del peligro del viaje, la posible deportación por parte de las autoridades estadounidenses.
Muy recientemente, organizaciones de protección a la infancia denunciaron que los niños involucrados en esta terrible aventura, pasan “sin ser vistos”, porque muchos funcionarios tienen los ojos puestos en los bolsillos que pagan y no en el niño cuya vida peligra”.
De acuerdo con estas propias instituciones de Derechos Humanos, como promedio hay cada año unos 20 000 migrantes secuestrados, en muchos casos los afectados son menores de edad.
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