Entrega de la soberanía
7 de marzo de 2016
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Ya desde diciembre último, el presidente argentino, Mauricio Macri, se había puesto bajo el mando del Fondo Monetario Internacional, al que desde el principio se agarró como “una tabla de salvación” para hacer consecuente su proyecto neoliberal, programa que ocultó al final de la campaña electoral, lo que coadyuvó a que, lamentablemente, unos pocos, colaboraran a aventajar en menos de un 3% a un rival que, a mi entender, se sintió vencido antes de tiempo.
No es la primera vez que comentamos sobre la acción deshacedora del mandatario, real objetivo en su plan para realzar nuevamente al capitalismo salvaje que corroe gran parte del mundo –la mayor– y hace caso omiso de lo más indispensable para una nación, la soberanía.
Todavía suenan como malas palabras su decisión de plegarse a los “fondos buitres”, rechazados y desechados acertadamente por el anterior gobierno, y comenzar a pagar unas deudas producto de la especulación, ascendente a más de 15 000 millones de dólares (se habla de unos 20 000 millones), para lo cual ya emitió bonos de deuda por unos mil millones de dólares, con la pretensión de pagar más de 4 600 millones antes que finalice el próximo mes de abril.
También reciente es la elevada inflación que azota el país, achacada por la oposición a la liberación cambiaria, que ha entregado la moneda nacional a los caprichos de un dólar que domina internacionalmente por una superpotencia muy endeudada, pero que todavía tiene el poder de poseer “la maquinita de hacer dinero”.
Hubo un fuerte proceso de dolarización de la deuda de la Ciudad de Buenos Aires, que provocará altos costos ante eventuales corrimientos del tipo de cambio. Una deuda dolarizada condiciona a quien la toma a los vaivenes del país emisor de la moneda y genera el costo de los inestables y constantes movimientos de capital financiero en el mundo. Los flujos de capitales pueden rápidamente salir del país que no emite los dólares poniéndolo en dificultades para cumplir con sus compromisos.
Si repasamos algo de lo que ha ocurrido desde el poco tiempo en que funge como presidente, constatamos que ha gobernado con simples decretos y hasta meras resoluciones del Banco Central y de algún Ministerio, lo cual ha llevado a un ajuste que impacta en la vida de millones de argentinos, como la mencionadas devaluación del peso y la baja de retenciones a la oligarquía agropecuaria, pasos que precedieron a los arreglos con los “fondos buitres”,
Ello representa también un fuerte un fuerte golpe a los esfuerzos integradores de la región. Tan es así que Macri ha enviado sustitutos a las recientes reuniones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, luego de haber desactivado el Memorando de Entendimiento con Irán, que tenía coma objetivo crear una comisión de la verdad, para desentrañar las responsabilidades en el atentado contra una institución del sionismo israelí.
En ese contexto, el colega Cubasi comenta como el gabinete de Macri es una demostración que los únicos que pueden estar de fiesta son las multinacionales, los banqueros y la oligarquía agroindustrial.
Ello se deriva al conocerse los nombres de ministros como Sergio Bergman, Oscar Aguad, José Aranguren y, Patricia Bullrich, entre otros, de triste historia reciente, por lo cual en las calles de la nación se habla de que el 10 de diciembre asumieron el poder “Alí Babá y los 40 ladrones”.
No es para menos cundo se sabe que para “solucionar” los problemas del país el mandatario tiene un gabinete presidido por Marcos Peña, su jefe de campaña, algunos de los cuales, subrayo, son calificados de corruptos, gerentes de multinacionales, artífices en la fuga de dinero, etcétera, todo en un plano ideal para le entrega de la soberanía.
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