En América Latina: ¿se acerca el fin de la “democracia representativa”?
24 de julio de 2020
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Los dramáticos acontecimientos políticos y judiciales que han venido marcando los últimos días en países latinoamericanos como Bolivia y Ecuador -acompañados por la tragedia epidemiológica de la COVID-19 y sus miles de contagios y de cadáveres abandonados en las calles-, también han hecho surgir dudas e interrogantes de muy variadas respuestas acerca de sus posibles desenlaces, no solo en esos dos ahora infortunados países sino en América latina en general.
En los casos particulares de estas dos naciones sudamericanas -de honda raíz bolivariana e hijas directas del Libertador-, hay denominadores comunes en cuanto a historia y tradiciones, en cuanto a composición étnica mayormente indígena originaria como una de las mayores de América y en cuanto a los numerosos problemas sociales y económicos heredados a consecuencia de siglos del colonialismo explotador y del saqueo imperialista.
Coincidentemente ambos lograron vivir recientemente breves períodos históricos donde pudieron predominar procesos de soberanía nacional e independencia, justicia social y desarrollo económico relativamente autónomo que las proyectó en el concierto de naciones verdaderamente libres y en lucha por insertarse definitivamente en un marco de prosperidad económica con igualdad social.
Todo ello se vino abajo abrupta y violentamente mediante la abyecta traición de Lenín Moreno y el golpe de Estado ejecutado en Bolivia, ambos bajo el patrocinio del gobierno imperialista de Estados Unidos, hoy régimen de Trump.
Como se conoce, sucesivos acontecimientos imposibles de evitar por parte de los gobiernos proimperialistas instalados en Quito y La Paz han conformado una nueva realidad -combativa y sangrienta-, que permite conjeturar acerca de un retorno al poder político de las fuerzas progresistas que fueron desalojadas por la traición, la corrupción y el engaño.
Los detentadores del poder y sus amos yanquis se valen no solo de la represión sino también hacen uso de los sucios malabarismos, utilizando a los jueces, las cortes electorales y los mecanismos legislativos en el intento de burlar la voluntad popular de las mayorías y sus organizaciones, como el MAS en Bolivia y Compromiso Social en Ecuador.
Todo lo anterior conduce necesariamente a muchas dudas e interrogantes post pandemia acerca de la denominada “democracia representativa” impuesta por los yanquis al continente y las posibilidades reales de un desarrollo político electoral y pacífico, como un camino estable y sin retrocesos que lleve a la solución de los graves y recurrentes problemas de América Latina.
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