El tiro por la culata

17 de febrero de 2015

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Gustavo Robreño

No caben dudas de que la política es un arte en cuyo desarrollo se hace necesario enfrentar riesgos e incertidumbres, en la que ciertamente no todo está previsto de antemano, siendo necesario conducirse no solo con talento sino también ceñirse a una ética ponderable y a determinados principios básicos e inviolables que en nada contradicen los reacomodos o  reajustes tácticos que, .en ocasiones,- la realidad aconseja,

Cuando se abandona ese camino, cediendo espacios  abiertamente a una política apoyada en la doble moral, la hipocresía, la falsedad y el engaño tal como lo han hecho las llamadas “potencias occidentales” en cuanto a la situación del Medio Oriente y en particular desde que el genocida W. Bush lanzara su “cruzada global contra el terrorismo”, todo convergerá hacia la trágica situación donde se suponía iba a combatirse y liquidarse al cruel flagelo.

Como ya habíamos señalado en anteriores ocasiones, ese desarrollo se advierte con más claridad y en magnitudes cada  vez más sangrientas en países del Medio Oriente y otros del Asia Central, -mayormente de religión islámica,- donde se entrecruzan los planes estadounidenses de “cambio de régimen” ejecutados por Washington y sus socios de la OPTAN; las ambiciones por el control de los recursos naturales, en especial petróleo y gas; las rivalidades y venganzas sectarias fanatizadas y la rebatiña por obtener las migajas y privilegios que los impulsores de tal situación reparten por diferentes vías. No olvidar también el papel de Israel.

La  guerra de agresión contra Irak, la destrucción brutal del Estado Libio y el asesinato de Gadaffi y la devastadora y criminal guerra contra Siria son puntos descollantes donde las llamadas “potencias occidentales” se valieron de los más oscuros sentimientos y rivalidades para desatar dentro del mundo árabe una espiral de violencia sin fin que ahora los quema.

Utilizando a los mismos grupos terroristas que decían perseguir, de manera falaz y engañosa, los lanzaron a cumplir las misiones diseñadas por el Imperio y sus allegados.

El tiro, sin embargo, les salió otra vez por la culata y hoy se ve a tales “occidentales” asustados y alarmados, dando carreras ante las acciones terroristas de sus propios engendros, envalentonados y desafiantes, confiados de que, -en definitiva,- están cumpliendo el papel para el que fueron creados, financiados y armados.

Un hombre nada sospechoso de inclinaciones antioccidentales como Kofi Annan, ex secretario general de la ONU, llegó a afirmar hace pocos días en la Conferencia de Seguridad de Munich que “la invasión estadounidense de Irak en el 2003 fue un error y ayudó a crear al grupo terrorista autodenominado Estado Islámico (EI)”

Y añadió: “El objetivo de “crear democracia” ignorando las instituciones existentes marcó el comienzo de gobiernos sectarios y corruptos”.