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El nuevo MERCOSUR

7 de agosto de 2013

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No cabe duda de que hay un nuevo Mercado Común del Sur (MERCOSUR), evolucionando desde mediados de la pasada década, creciendo y fortaleciéndose, ampliando con decisión sus esferas de acción e interés y, en fin, convirtiéndose en un dinámico esquema de unidad e integración que se proyecta no solo a Sudamérica, sino a toda América Latina y el Caribe y al mundo con toda la fuerza y el potencial del conjunto de países que actualmente lo forman.

Para la novedosa y pujante Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y para la recién constituida Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es un decisivo punto de apoyo que ya se ha hecho sentir, con su presencia e influencia, en diferentes coyunturas y colocado su peso innegable a favor de importantes causas y proyectos solidarios que hoy marchan adelante.

Concebido inicialmente como un entendimiento económico y comercial que favoreciera e impulsara  la borrachera neoliberal de los 90, en estrecha asociación con Estados Unidos, el MERCOSUR de entonces tampoco disimulaba su alineamiento con las llamadas “potencias occidentales” y algunos de sus miembros, como la Argentina del servil y corrupto Menem, llegó a reclamar la condición de “país extra OTAN”

Los cambios que fueron sucediéndose en las orientaciones gubernamentales de sus integrantes, -algunos de notable peso como Brasil y Argentina, -influyeron decisivamente en las transformaciones que poco a poco fue experimentando MERCOSUR en todos los sentidos, en particular en cuanto  a las asimetrías de los dos gigantes con los más pequeños Uruguay y Paraguay, con mayor necesidad de apoyo y cooperación.

El ingreso de Venezuela, tras vencer finalmente los obstáculos levantados por los intereses del imperialismo y sus socios, -consciente de lo que significaría el ingreso de la Patria de Bolívar y Chávez,- permitió un salto cualitativo en lo económico y también en lo político, cuyos resultados comienzan a apreciarse y uno de ellos es la presencia conjunta y vigorosa de sus cinco cancilleres actuales en Naciones Unidas, donde expusieron de forma mancomunada las valientes y dignas posiciones internacionales del MERCOSUR actual, desafiando al Imperio en temas cruciales.

No es casual que las transnacionales y el capitalismo dependiente enquistado en Nuestra América estén maniobrando febrilmente para neutralizar a este esquema integracionista cuya presencia e influencia crecen en todos los sentidos y es casi absolutamente formada por países donde sus conducciones han dicho no al liberalismo y la dependencia, planteando desarrollos propios y soberanos, tanto en lo interno como en el marco de una solidaria integración.

Lo que acaba de ocurrir en Naciones Unidas, seguramente acrecentará las conjuras y complots más diversos contra los países de este nuevo MERCOSUR que es capaz de levantarse sobre sólidas bases económicas, con inclusión y justicia social, que no necesita, -por tanto,- las dádivas del Imperio ni admite sus habituales sobornos y chantajes.

El mejor consejo para el nuevo MERCOSUR es estar alerta.

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