El espíritu de Bandung y la solidaridad afroasiática
3 de abril de 2025
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Es posible que aún los que escuchen hoy hablar del “espíritu de Bandung”, del cumplimiento y respeto a sus principios y de la solidaridad afroasiática en general, desconozcan exactamente sus orígenes y punto de partida como cuestión imprescindible para relacionarlos con el mundo actual y sus conflictos, altibajos y disyuntivas.
Hace 70 años -entre el 18 y el 24 de abril-, tuvo lugar en la ciudad indonesia del mismo nombre, la Conferencia de las naciones afroasiáticas, casi todas recién independizadas del colonialismo clásico, ejercido hasta entonces por las metrópolis europeas y, de este modo, el yugo colonial más que centenarios sellaba su destino definitivamente en lo fundamental. Un cambio trascendental y decisivo para esa vasta región del planeta se anunciaba entonces.
Fueron sus convocantes los gobiernos de Birmania (hoy Myanmar), Ceilán (hoy Sri Lanka), India, Pakistán e Indonesia, que oficiaría como sede en la ciudad montañosa de Bandung, en Java occidental.
Además de ellos, participaron otros 23 estados de África y Asia que conformaron un amplio pleno integrado por: Afganistán, Cambodia, República Popular China, Egipto, Etiopía, Costa de Oro, Irán, Irak, Japón, Jordania, Laos, Líbano, Liberia, Libia, Nepal, Filipinas, Arabia Saudita, Sudán. Siria, Siam (hoy Tailandia), Turquía, República Popular de Viet Nam (norte) y Estado de Viet Nam (sur).
En la extensa lista de participantes llaman la atención y contribuyen a la tónica de la Conferencia, la presencia de la República Popular China, como legítimo y reconocido representante de ese pueblo, y la ausencia del régimen sionista de Israel, ocupante ya de los territorios palestinos.
Seis días de deliberaciones en los que, según su Comunicado Final, “se ha estudiado el papel de Asia y de África y ha examinado los medios con los cuales los pueblos de los países representados pueden realizar la más estrecha cooperación económica, cultural y política”, mencionadas en ese orden.
Fue el primer gran logro de la diplomacia y la solidaridad afroasiática a nivel de los estados, gobiernos y pueblos que componen ambos continentes; con inmensos territorios, cuantiosa población y, sobre todo, enormes riquezas de las cuales solo habían disfrutado los poderes coloniales, saqueándolas y explotándolas sin límites.
Dentro de los ochos grandes Acuerdos adoptados, se reunieron más de 20 consideraciones de todo tipo, entre ellas la Declaración sobre los problemas de los pueblos dependientes y la Declaración sobre las medidas a favor de la paz y de la cooperación mundiales.
Se hacía evidente que, en medio de la “guerra fría” lanzada por el imperialismo y el neocolonialismo en busca de la dominación y la reconquista, Asia y África hacían causa común con la soberanía, la independencia, el desarrollo económico autónomo y la descolonización cultural.
La recomendación final de que se convocara a una nueva Conferencia con posterioridad, se vio correspondida y reforzada cuando pocos años después se llamó a la Primera Conferencia Cumbre del actual Movimiento de Países No Alineados, (Belgrado 1961), que recogió aquel “espíritu de Bandung” y sus principios, amplió su composición a otras regiones del mundo y elevó sin precedentes su influencia y solidaridad.
Pese a todas las presiones, amenazas, argucia y maniobras sucias del imperialismo norteamericano y las viejas potencias explotadoras europeas, el “espíritu de Bandung” vive, sobrevive y se afianza en las nuevas condiciones históricas, como lo muestra el grupo de países BRICS y otras organizaciones mundiales y regionales que enarbolan hoy principios muy semejantes a los surgidos en aquella histórica Conferencia.
Para el imperialismo y el colonialismo de viejo o nuevo cuño, la derrota aplastante recibida en Bandung fue irreversible.
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