El engaño del siglo no engaña a todos
22 de mayo de 2020
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La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha comunicado el rompimiento de todos los acuerdos que aun la relacionaban de alguna manera con el gobierno imperialista de Estados Unidos y la entidad sionista de Israel -incluidos los tan mencionados acuerdos de Oslo-, como consecuencia de las anunciadas medidas de anexión unilateral de los territorios de Cisjordania, culminación del proceso de liquidación definitiva de los derechos del pueblo palestino sobre sus tierras originarias y su aspiración a un estado independiente.
No podía esperarse otra actitud por parte de las autoridades palestinas, pues los citados acuerdos, que dieron origen a la ANP y se suponían un paso inicial en el camino de posteriores avances conducentes a la convivencia entre un estado nacional palestino y la entidad israelí, recibieron el tiro de gracia por parte de Trump y Netanyahu.
Simultáneamente, y no casualmente, Washington logró imponer a Netanyahu como primer ministro mediante un compromiso obtenido con las fuerzas de oposición, quienes aceptaron por dos años someterse al nuevo período en que este ejercería, a pesar de las graves acusaciones de corrupción aun pendientes de dirimir por parte de los tribunales.
Los llamados “Acuerdos del Siglo”, considerados mundialmente como verdadero “engaño del siglo”, fueron cocinados bilateralmente entre los regímenes de Trump y Netanyahu como parte de la campaña electoral de ambos y de sus ambiciones reeleccionistas, considerando que había llegado el momento más propicio para poner punto final a cualquier posibilidad de entendimiento con el pueblo palestino y sus derechos arrebatados.
Los dos piensan, además, que es la mejor manera de alcanzar así el favor del gran capital judío asentado tanto en uno como en otro lugar.
Por otra parte, la situación objetiva del Medio Oriente los empuja a cometer este tipo de fechoría: atemorizados por los éxitos militares de Siria con el apoyo de Rusia; la imposibilidad de un cambio de régimen en Irán; la inestabilidad de la presencia intervencionista en Iraq y la alianza cada vez más precaria y poco confiable con Turquía, seguramente les aconsejan a actuar con rapidez en el propósito de sacar de juego a los palestinos de forma definitiva.
Una veza más, la Organización de Naciones Unidas -valedora y garante de estos acuerdos-, es desconocida, ignorada y burlada por los regímenes imperantes en Estados Unidos e Israel, que así actúan sistemáticamente contra las Naciones Unidas en todos los terrenos.
Para la causa palestina vienen tiempos de difíciles coyunturas que únicamente podrán solventar con unidad y firmeza; inteligencia y coherencia. Al pueblo palestino no se le puede pedir más espíritu de sacrificio y decisión de lucha pues lleva muchos años demostrándolo con creces, al costo de millones de refugiados y miles de mártires.
Para la dirección del movimiento palestino se abre una nueva etapa que, paradójicamente, puede ser decisiva. Es una causa noble y justa contando prácticamente con la solidaridad del mundo entero, que está dispuesto a acompañarlos hasta la restitución de sus derechos.
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