El cerco yanqui a China
19 de agosto de 2019
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El gobierno imperialista de Estados Unidos ha anunciado que tras haber roto unilateralmente el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF) es libre ahora de instalar sus sistemas de misiles entre 500 y 5000 Kilómetros de alcance en cualquier lugar del planeta y que consultará con algunos de sus socios para proceder a colocar tales artefactos, capaces de conducir cabezas convencionales o nucleares.
Asia sería región priorizada para esta agresiva operación que, evidentemente, tiene como propósito estrechar el cerco contra la República Popular China, amenazarla y continuar hostigándola por todos los medios, ya sean económicos, comerciales o militares -como en este caso-, así como mediáticos y la creación de conflictos y provocaciones utilizando a Taiwan, Hong Kong y el Mar Meridional.
Es fácilmente comprobable que se trata de una estrategia múltiple y programada con vistas a enfrentar de manera desesperada el desarrollo y consolidación de China como segunda potencia económica mundial y eventualmente la primera dentro de pocos años, con todas las consecuencias que ello implicaría para el dominio imperialista yanqui en todos los terrenos, que siente ya los efectos de ese ascenso de China como poderoso factor internacional.
La comunidad mundial -en especial el llamado Tercer Mundo-, se da perfecta cuenta de la diferencia entre las relaciones y los vínculos de todo tipo con China, que buscan beneficio mutuo y colaboración con reciprocidad y respeto, y las que impone habitualmente el imperio yanqui con propósitos depredadores de saqueo, humillación e irrespeto a las soberanías nacionales.
Para China, -a punto de cumplir el Aniversario 70 de la República Popular,- es obvio que en los tiempos de la intervención extranjera, el engaño, el robo y el desprecio a su pueblo, sometido a condiciones de esclavitud, ya pasaron.
Ahora China se yergue desafiante y poderosa para defender todo lo que ha construido sobre la base de tanto esfuerzo, sudor, sangre y sacrificio, sin avasallar a nadie y sin robarle nada a nadie.
Hasta el momento, todo indica que la enloquecida pandilla de la Casa Blanca no ha encontrado los cómplices regionales que necesita para el proyectado cerco coheteril y tendrá que ejercer aún más chantaje, sobornos y presiones para lograrlo siquiera en parte.
China, por su lado, se acerca a las siete décadas de su Revolución con firmeza, optimismo y decisión, junto a la sabiduría, paciencia y prudencia que le son ancestrales, un legado que hoy recogen 1 500 millones de sus orgullosos pobladores.
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